Energía
México y su papel en la Guerra Energética que viene
   México y su papel en la Guerra Energética que viene cobra cada día mayor relevancia en un mundo que disputa no solo el poder, sino el control del futuro. Entre el petróleo y el litio, la región podría definir buena parte del rumbo energético de las próximas décadas.
La nueva frontera de poder global
La reunión entre Donald Trump y Xi Jinping que tuvo lugar en Busan no fue un simple gesto diplomático. Representa el más reciente capítulo de una larga confrontación: la lucha por quién dictará las reglas del nuevo orden energético global. Detrás de los aranceles y las declaraciones, hay una pugna más profunda: la de los recursos, las tecnologías y la capacidad para sostener la transición energética.
Estados Unidos y China, potencias antagónicas en casi todo, han decidido apostar por caminos distintos, pero igual de estratégicos. Mientras Washington reactiva su músculo fósil, Beijing lidera la revolución de las energías limpias. La competencia no es solo comercial, es civilizatoria.
Fósiles vs. renovables: un juego de espejos
Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha vuelto a colocar al petróleo y al gas en el centro de la política económica estadounidense. Con reservas abundantes, infraestructura poderosa y décadas de dominio tecnológico, su apuesta se presenta como una defensa de la soberanía industrial.
China, en cambio, juega en otro tablero. Con menos hidrocarburos, pero con una posición dominante en minerales críticos y manufactura avanzada, ha decidido convertir su déficit energético en una ventaja industrial. No es romanticismo verde, es el control de las cadenas de valor: baterías, paneles solares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos.
Según datos recientes, las exportaciones energéticas de EE. UU. alcanzaron los 80 mil millones de dólares entre enero y julio de 2025. China, por su parte, superó los 120 mil millones con su venta global de tecnologías limpias y almacenamiento energético. La balanza, por ahora, se inclina hacia Oriente.
Latinoamérica: la pieza que falta en el tablero
En medio de esta guerra silenciosa, México y su papel en la Guerra Energética que viene adquiere una importancia aún inédita. Latinoamérica por fuerza tendrá que ver, el Cono Sur concentra el 60 % del litio mundial, Chile y Perú son potencias cupríferas; mientras tanto, México posee los dos aspectos energético: productor de crudo y potencial exportador de hidrógeno y otras fuentes verdes.
Pero pese a este poderío, la región, México en específico, sigue al margen, oscilando entre políticas extractivistas del siglo XX y ambiciones verdes que aún no logran articularse con una visión geopolítica.
El dilema es claro: ¿convertirse en proveedores de materias primas o en socios estratégicos en las cadenas de valor global?
México entre dos fuegos
México podría convertirse en el puente entre las dos grandes potencias. Exportadores de petróleo a Estados Unidos y, al mismo tiempo, podría integrarse a las cadenas industriales impulsadas por China en electromovilidad y energías limpias. Sin embargo, la política energética actual enfrenta tensiones entre la seguridad nacional, la inversión privada y los compromisos climáticos.
El tablero se mueve, el reloj también
La “Guerra Energética” no será corta ni limpia. No se libra con tanques ni misiles, sino con minerales, patentes y tratados comerciales. Cada país busca asegurar su autonomía tecnológica, proteger sus intereses estratégicos y ganar tiempo frente al inevitable reordenamiento global.
Para América Latina, el desafío es doble: resistir las presiones de alineamiento y construir un modelo propio que combine independencia, innovación y justicia ambiental. Porque mientras Trump y Xi negocian el precio del futuro, la región aún no decide si quiere ser jugador o terreno de juego.
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Energía
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Energía
SENER desmiente cancelaciones de proyectos eléctricos

SENER desmiente cancelaciones de proyectos eléctricos y aclara que los trabajos de expansión y modernización de la red nacional avanzan conforme a lo establecido en la planeación oficial del sector.
Aclaración sobre la nota de Reforma
La Secretaría de Energía (SENER) desmintió la información publicada por diversos medios bajo el título “Detienen 22 de 26 proyectos eléctricos”, al asegurar que los proyectos de infraestructura de la Red Nacional de Transmisión continúan en curso. La dependencia, junto con la CFE y el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), afirmó que los avances tienen el respaldo en el Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico (PLADESE), a causa del instrumento vinculante de planeación del Sistema Eléctrico Nacional.
SENER desmiente cancelaciones de proyectos eléctricos en curso
Respecto a los 26 proyectos mencionados, la dependencia precisó como se muestra a continuación que:
- 4 proyectos están actualmente en construcción,
 - 3 iniciarán su proceso de concurso este mes,
 - 13 están en etapa de autorización por el Consejo de Administración de la CFE,
 - y 6 se encuentran en análisis técnico para definir los puntos críticos de congestión en la red.
 
Planeación técnica y criterios de inversión
Como muestra, la SENER subrayó que todas las decisiones en materia de transmisión se basan en criterios técnicos y en los estudios del CENACE. Asientan que la demanda y la capacidad de la red se encuentra bajo constante análisis, de manera que se determinan así las mejores inversiones que garanticen la eficiencia, confiabilidad, continuidad y seguridad del suministro eléctrico nacional.
Coordinación y política energética nacional
Porque como autoridad rectora del sector, la SENER conduce y coordina la política energética de México en materia eléctrica, conforme al Plan Nacional de Desarrollo. A causa de ello, sus atribuciones está la formulación de programas estratégicos para la expansión del sistema eléctrico, impulsando la inversión y la competencia donde sea factible, bajo criterios de sustentabilidad.
Parte de esta planeación se sustenta en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN). Este documento define la expansión de la infraestructura en los próximos 15 años.
El futuro del sector eléctrico mexicano
El PLADESE se actualiza anualmente con proyecciones a 15 años y concentra tres programas complementarios. Éstos serían: Programa Vinculante para la Instalación y Retiro de Centrales Eléctricas (PVIRCE), el Programa de Ampliación y Modernización de la Red Nacional de Transmisión (PAMRNT) y el Programa de Ampliación y Modernización de las Redes Generales de Distribución (PAMRGD). Juntos, conforman la hoja de ruta que guiará la expansión eléctrica hacia un modelo más robusto, sostenible y competitivo.
Pero con esta aclaración, la SENER reafirma que no existen cancelaciones de proyectos eléctricos. Hay una continuidad planificada conforme a los instrumentos de planeación técnica del sector.
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Energía
México lejos de las metas de generación limpia

Durante 2024, México generó apenas 23.4 % de su electricidad a partir de fuentes limpias, según datos de la Secretaría de Energía (SENER). La cifra —que muestra incluso un retroceso frente al 25.7 % alcanzado en 2021— confirma que se encuentra México lejos de las metas de generación limpia establecidas en su marco legal.
El avance mínimo en la incorporación de energías limpias no es casualidad. A la falta de inversión y la lentitud de nuevos proyectos se suman los cambios regulatorios y la priorización de combustibles fósiles en la política energética nacional. Mientras tanto, las metas de reducción de emisiones marcadas por la Ley de Transición Energética siguen sin cumplirse, empujando al país a una zona de riesgo frente a sus compromisos internacionales.
México lejos de las metas de generación limpia: causas del estancamiento
De acuerdo con el PRODESEN 2024–2038, la generación limpia representó 24.3 % del total nacional en 2023, muy por debajo de la meta del 35 % fijada para 2024.
El documento detalla que la energía eólica aportó 5.9 %, la solar 5.1 %, y el resto provino de fuentes hidroeléctricas, nucleares y geotérmicas. Sin embargo, el gas natural sigue dominando con cerca del 62 % de la generación eléctrica, consolidando a México como el segundo mayor importador de gas estadounidense.
La fotografía energética del país es clara: una cuarta parte limpia, tres quintas partes fósiles y una brecha creciente hacia el 45 % prometido para 2030.
El costo del rezago
El estancamiento en el desarrollo de energías limpias no solo compromete las metas climáticas; también implica una pérdida económica tangible. Según el análisis de Ember Energy (2025), si México lograra elevar su generación limpia al 45 % para 2030, podría ahorrar hasta 1,600 millones de dólares anuales en importaciones de gas y fortalecer su seguridad energética.
El informe detalla una ruta técnica posible:
-  
Instalar 36 gigawatts adicionales de capacidad fotovoltaica,
 -  
Incorporar 30 GWh de almacenamiento en baterías,
 -  
Y reducir en 20 % el uso de gas natural para generación eléctrica.
 
No se trata solo de un ajuste ambiental, sino de una decisión de soberanía económica.
Metas y compromisos del nuevo sexenio
El Plan de Desarrollo del Sector Eléctrico 2025–2039, impulsado por la administración de Claudia Sheinbaum, busca revertir la tendencia. El objetivo es alcanzar 38 % de energía limpia al cierre del sexenio, con la construcción de hasta 6,000 megawatts de nueva capacidad renovable.
La estrategia combina inversión pública y privada, además de incentivos para proyectos solares y eólicos en regiones de alto potencial. Sin embargo, la clave estará en la certidumbre regulatoria: sin ella, los proyectos podrían quedar nuevamente en pausa.
La presidenta ha reiterado que la Transición Energética será “una política de Estado”, pero los resultados dependerán de la ejecución técnica y del diálogo con el sector privado.
Transición justa y políticas de incentivo
Ember Energy plantea que México puede reducir 20 % de sus emisiones del sector eléctrico y disminuir el gasto en importaciones si impulsa una transición justa: políticas que premien la generación limpia, penalicen las emisiones y reconviertan empleos del sector fósil hacia las nuevas industrias verdes.
Además, expertos señalan que la transición no es solo tecnológica, sino también social. La apertura de parques solares o eólicos requiere diálogo con comunidades locales, esquemas de beneficio compartido y transparencia en la gestión de recursos.
Una década decisiva
México está lejos de las metas de generación limpia, pero no fuera de tiempo. Con 24.3 % de generación limpia frente a 62 % basada en gas, el país tiene apenas cinco años para cambiar de rumbo.
El desafío es monumental: pasar del discurso a la infraestructura, de los planes a la ejecución. Pero también es una oportunidad histórica para redefinir el modelo energético nacional hacia uno más independiente, eficiente y justo.
El verdadero obstáculo no es tecnológico, sino político. Alcanzar el 45 % de energía limpia para 2030 sigue siendo posible, siempre que exista la voluntad de hacerlo realidad.
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