El andamiaje del Autoabasto en el Sector Eléctrico Mexicano
La industria internacional siempre está buscando, a como dé lugar, ubicarse en aquellos países en donde la electricidad sea más barata o casi regalada. Esa es una de las ventajas críticas para ser competitivas. Algunas empresas lo que prefieren es enviar, a esos mismos países, la maquila de sus materias primas o el procesamiento de sus materias primas o productos que requieren del uso intensivo de electricidad.
No en vano la gran cantidad de mercancías y de insumos básicos que provienen de China y de Asia. La electricidad barata para la industria mundial o para el procesamiento de insumos es la ventaja de mayor competitividad que posee China y buena parte Asia, incluido Japón. La electricidad barata en China descansa fundamentalmente en centrales eléctricas que queman carbón mineral, más del 60% de la generación proviene de carboeléctricas y, claro, no importa que no sea limpia la electricidad sino que sea barata. Es así que casi toda Asia se volvió atractiva para los procesos industriales en el mundo.
Históricamente la industria pesada siempre ha seguido los pasos de la generación eléctrica barata del carbón, lo hizo desde su nacimiento en Europa en el siglo XVIII, ahí surgió la era industrial cobijada por la electricidad barata del carbón, luego, la industria se expande a principios del siglo pasado hacia los Estados Unidos y otras partes del mundo, buscando electricidad barata de las carboeléctricas tanto americanas como las del resto del mundo. Finalmente, la mayor migración y concentración industrial se da a finales del siglo XX y principios del XXI en China y Asia gracias al parque eléctrico basado en carbón.
El consumo eléctrico es el Talón de Aquiles de la industria pesada internacional, por lo que siempre está buscando cómo y dónde obtenerla lo más barato posible. Bajo esa perspectiva es que se ha moldeado el sector eléctrico mexicano desde hace poco más de 5 sexenios, pero no a partir combustibles baratos como el carbón, sino de la instauración de esquemas “legales” para pagar lo menos posible por la electricidad consumida, haciendo descansar el costo de operación y del mantenimiento de la infraestructura sobre la empresa Comisión Federal de Electricidad.
En México, desde hace 30 años, el objetivo fundamental ha sido lograr que la industria pesada y los grandes consumidores tengan acceso a la electricidad casi gratis o a un precio muy bajo. Desde Salinas De Gortari, pasando por Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón se fue preparando el escenario jurídico para concretar un esquema que permitiera de forma “aparentemente legal” el acceso a la electricidad casi regalada para los grandes consumidores.
Fue Peña Nieto, en el anterior sexenio, quien cristalizó el sueño del “Dorado Eléctrico” para la industria y los grandes consumidores de electricidad en nuestro país gracias a la Reforma Energética. En 2013 Peña lanza el tinglado legal necesario (Reforma Energética y sus leyes secundarias) para justificar (ocultar) la creación de un opaco mercado eléctrico paralelo que le permite a los grandes consumidores de energía pagar muy poco por su consumo eléctrico.
La figura legal, que abre la puerta a la electricidad casi gratis a los industriales, se llama PERMISO DE AUTOABASTO. En teoría, este esquema permite a los grandes consumidores generar la electricidad que consumen, es decir, que una empresa ahora puede invertir en la construcción de su propia central de generación de electricidad que requiere su fábrica. Sin embargo, esto no ocurre así.
La figura de Autoabasto sería correcta si la empresa colocara la central de generación en el patio de su fábrica o al menos en un predio cercano a la planta, y sin tener que usar ni afectar las Redes Nacionales de Transmisión, pero eso no es así. Lo que realmente ocurre es que los grandes consumidores (clientes) se asociaron con empresas eléctricas privadas (generadores) y simulan sociedades de autoabasto cuando en realidad son clientes directos y proveedores de electricidad. Es así que, estas sociedades cuentan, por un lado, con empresas dueñas de centrales de generación dispersas por toda la república (no están ubicadas cerca de las fábricas de la sociedad) y, por otro lado, con empresas que tienen cientos o miles de unidades o fábricas de alto consumo que también están dispersas por todo el Territorio Nacional, por lo que tienen que utilizar el Sistema Nacional de Transmisión. La reforma Energética permitió, además, que esos permisos de autoabasto pagarán un precio ridículo del porteo de electricidad que fija la Comisión Reguladora de Energía.
Es así que las empresas (clientes) dentro de estas sociedades con Permisos de Autoabasto pagan una cuota muy baja por la electricidad ya que sólo considera el costo de la generación, a pesar de usar las redes de transmisión. Para las empresas de generación también es una enorme ventaja porque sus centrales eléctricas tienen preferencia en el despacho a la red por encima de otros competidores (sobre todo las de CFE).
La sociedad con Permiso de Autoabasto permite que una fábrica que está ubicada en el sur del país obtenga su electricidad de una central de generación que está ubicada en el norte del país porque están en la misma sociedad. Sin embargo, esto no ocurre físicamente en la realidad porque la electricidad generada en el norte del país nunca llega al sur del país, es consumida en la misma región donde es generada o en las que están contiguas de forma inmediata. Por lo que la electricidad que consume la fábrica en el sur del país proviene de otras fuentes de generación ubicadas en esa región sur.
Quien hace frente a las diferencias de precios de la electricidad y los gastos del porteo es la Comisión Federal de Electricidad y todo eso lo realiza con los impuestos de todos los mexicanos. Además, mantener viva (en funcionamiento) una línea de transmisión no es algo simple, debe asegurarse el equilibrio fino entre lo que se consume y lo que se genera y esa parte también la cubre CFE, asegurando la frecuencia de la red y el respaldo en caso de que haya perturbaciones. Esos costos, no son afectados a los Permisos de Autoabasto. Y cuando hay eventos climatológicos como huracanes que destruyen la infraestructura eléctrica, también es la CFE quien tiene que hacer frente al restablecimiento de los circuitos de transmisión, reconstrucción de torres, postes y cables, costos que por lo general tampoco son reconocidos.
La estampida de los grandes consumidores de electricidad (clientes) hacia las sociedades con Permiso de Autoabasto, ya es de más de 77,700 usuarios cautivos, por lo que, aquello de la “libre competencia” es absolutamente falso, ya que nunca se logró el tan prometido “libre mercado”, más bien se creó un grupo VIP monopólico de electricidad, digamos, un club exclusivo privado para los grandes consumidores (clientes) en donde se pagan recibos de electricidad muy bajos. CFE no tiene acceso a ese mercado ni a esos clientes. A CFE se le dejó a los más de 40 millones de pequeños y complicados usuarios que consumen recibos de luz de unos 200 pesos el bimestre, y que no representan la parte sustancial del negocio de la electricidad de nuestro país. Los grandes clientes con facturaciones mensuales de millones de pesos se fueron corriendo a los Permisos de Autoabasto.
Si bien las Redes Nacionales de Transmisión y de Distribución continúan siendo propiedad del Estado, administradas por conducto de CFE, esta última no tiene ninguna autoridad para establecer tarifas de porteo (funciones que hoy están en la CRE) ni tiene autoridad para los procesos de interconexión de nuevas centrales (funciones que hoy recaen en el CENACE). Por lo que la planeación de la Red Nacional de Transmisión es casi imposible, porque depende de dónde se le antoje al CENACE autorizar las interconexiones de nuevas centrales.
Otros de los complementos que se usaron en la Reforma Energética para hacer menos competitiva a CFE es que se fragmentó en 6 empresas subsidiarias que a la larga provocará su debilitamiento. Se fragmentó la división de CFE de comercialización, una parte quedó en EPS Distribución y la otra en EPS Suministro Básico, provocando pérdidas económicas porque se entorpece la cobranza y la recuperación de las pérdidas de energía. Se creó la Filial CFE Calificados, para vender electricidad a los grandes consumidores, pero no dispone de electricidad por lo que termina siendo un intermediario para comprar electricidad a privados para vender también a privados. El esquema de contrato legado que se le impuso a CFE (entre CFE generación y CFE suministro Básico) con precios que no permiten recuperar los costos reales de las centrales eléctricas de CFE. Además, se impuso un sistema de precios que solo considera el costo variable (costo de combustible) y no se incluye los costos fijos (costos de inversión y financiamiento), lo cual provoca que las centrales de CFE no sean despachadas.
La nueva Iniciativa de Reforma Eléctrica del ejecutivo pretende poner orden, terminar con la simulación y corregir las irregularidades antes mencionadas. Por eso ha surgido un encarnizado debate en contra de esa propuesta que pretende acabar con este esquema opaco de Autoabasto, debate liderado principalmente por la COPARMEX (la voz de las empresas), en el que amenazan que si se aprueba la nueva reforma, ocurrirán apagones y se incrementará el precio de la electricidad. Es evidente el terror que tienen las empresas integradas en sociedades de Autoabasto porque sus permisos serán revocados y tendrán que pagar los costos reales por la electricidad que consumen.