Desechar confusión: MÉXICO ¡LA ESTULTICIA ENERGÉTICA!
Pensar en que la autosuficiencia energética, radica simplemente en políticas, normas, regulaciones, y pensamientos ideológicos sexenales
Autor: Ramses Pech – Grupo Caraiva – León & Pech architect
Es increíble que México, continúe perdiendo el tiempo en definir cuales energías primarias o secundarias, es la mejor. Existe una confusión de definiciones, a las cuales debemos entender primero:
Energía primaria (PE). Encuentran en la naturaleza, sin someterse a ningún proceso de conversión diseñado por humanos (tecnología). Petróleo crudo, gas, carbón, viento, radiación solar, agua (ríos), entre otros.
Energía secundaria (SE). Es el resultado de la “Conversión”, a partir de una fuente de energía primaria y son “Portador” de energía, como la electricidad y los petrolíferos.
Balance energético. Equilibrio entre lo tomado de las energías primarias, su transformación en secundarias, su utilización en las residencias, comercios, industria, y transporte. Obteniendo como resultado determinar cuánto fue aprovechado y cuanto fue rechazado al entorno en forma de calor o energía perdida.
En conclusión: Toda la energía primaria, debe ser igual a todo que desechamos con lo utilizado.
Energía primaria (Secundaria) = Energía Aprovechada (Rechazada + Utilizada)
En primer lugar, debemos definir y comprender los conceptos reales técnicos. Dejar de continuar abogando por las energías secundaria, como las renovables. Así como las definiciones de indicar, que tenemos un adecuado balance energético dentro del territorio nacional.
En México, no estamos viendo ante el mundo, sin inteligencia, torpes y necios. Creando un mercado energético, sin lógica en el tiempo. Pensar en que la autosuficiencia energética, radica simplemente en políticas, normas, regulaciones, y pensamientos ideológicos sexenales.
México, al cierre del 2018; rechazábamos el 69.97% de la energía y solo el 30.03% utilizábamos. Esto indica que tenemos una alta ineficiencia energética; al tomar de la naturaleza las energías primarias y desaprovechando las mismas. ¡HAY QUE PARAR!, y hacernos estas preguntas ¿Es necesario tomar toda la energía? ¿En dónde estamos desaprovechando a las energías?
La Secretaria de Energía, en algunas estadísticas ha dejado de introducir la información, como en la de Dirección General de Planeación e Información Energéticas, adonde no se han actualizado los datos del Balance Nacional de Energía desde el 2018.
http://sie.energia.gob.mx/bdiController.do?action=cuadro&cvecua=E313
Los datos plasmados en esta estadística; indican el balance de las energías primarias (local o importadas), la transformación (local o en el exterior), y la utilización en cada actividad dentro de la nación. Estos flujos, son plasmados en diagramas de flujo que ilustran el consumo y el uso de la energía de la nación.
Un diagrama de flujo (balance) de energía muestra los recursos, y su uso representa una gran cantidad de datos. En México, no contamos con uno actualizado, solo tenemos información en tablas. Sankey y el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL), que fueron realizados con datos del 2011. Los cuales incluyeron a los recursos de energía primaria solar(radiación), nuclear (minerales), hidroeléctrica (presas y ríos), eólica (Viento), geotérmica (Vapor), gas natural, carbón, biomasa y petróleo (crudo).
En México, en casi una década, hemos disminuido la toma de energía primaria; pero descuidado a la parte de la secundaria, al dejar de invertir en tecnologías, que puedan cubrir la demanda en la utilización en las actividades que requiere la nación para el crecimiento. En la siguiente tabla podrán observar un balance de México:
Fuente: SENER/LLNL. Tabla realizada por Caraiva/Leon & Pech. Los diagramas de flujo de energía cambian con el tiempo a medida que se desarrollan nuevas tecnologías y cambian las prioridades.
La energía primaria del 2011 al 2018, redujo en un 25.5%, y al dejar de invertir en la transformación, plantas generadoras de electricidad, refinerías, petroquímicas, y una baja utilización de las disponibles en la nación. Esta reducción contrajo en 32% a la energía secundaria; originando como una consecuencia directa, en importar una mayor cantidad de electricidad, combustibles, gas natural, GLP, GNL, y otros, incrementando el déficit en la balanza comercial del país en el rubro energético.
Esto podría incrementarse en el próximo lustro, al pretender dejar esta actividad a las empresas productivas del estado, las cuales dependen del presupuesto que en su momento en el tiempo puedan asignar en cada año fiscal.
La utilización de la energía primaria aumento un 5.49% (0.69% anualizada en promedio), siendo la de mayor consumo la parte industrial con un 46%, el transporte del 40% y residencial con el 8.8%. Esto indica que debemos invertir en nueva infraestructura en la trasformación para poder cubrir la demanda de los diferentes mercados.
El aprovechamiento, el resultado final del balance energético de un país, depende de la eficiencia como es utilizado o rechazado (desperdicio) a la energía trasformada. En México en el 2011 del total rechazado, el 51% provenía de la generación de electricidad y el 47% del transporte. En 2018 al entrar plantas de generación de energía renovable, ciclo combinado con una mejor eficiencia, e inversiones, el porcentaje cambio a 45% y 54% respectivamente. El transporte presenta un incremento, al aumentar la ineficiencia de los combustibles por una mala combustión. Esto derivado a que requiere sobre todo en el rubro de las gasolinas aditivos que ayuden a mejorar el rendimiento por KM recorrido, y tengan el oxígeno necesario para la quema del combustible dentro de la cámara.
Dejemos de pensar sobre renovables, balances o la soberanía energéticos; esto no ayuda a identificar, realmente en dónde hay que invertir.
El objetivo, será aprovechar a la energía primaria, transformada en portadores de energía (secundaria), cubrir la demanda que los mercados requieren y al final de la ecuación, reducir la cantidad rechazada en el entorno para reducir el calentamiento global o contaminantes en el entorno, bajo una economía circular ligada a un plan de largo plazo.