Mientras tanto, la UE negocia leyes más ambiciosas para empujar a los países a sustituir el gas ruso por energías limpias esta década y reducir las emisiones de CO2 que calientan el planeta.
Dos jóvenes ingenieros ya instalaron el primer sistema comercial y operativo en el mundo con esta nueva tecnología, que según sus creadores puede almacenar calor a unos 500°C durante meses.