Opinión
Electricidad y Petróleo. México y su futuro
Eduardo Olivares Pérez, Ph.D. Consultor.
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El gobierno federal ha manifestado de diferentes maneras, vía publicaciones, conferencias, boletines, programas, el interés de fortalecer a PEMEX y CFE para procurar alcanzar una autosuficiencia energética, condición necesaria para la seguridad y soberanía energética, entendido esto como satisfacer la demanda de energía de manera interna sin la excesiva dependencia de terceros y externos, a efecto de garantizar el suministro de energías primarias y secundarias requeridas por la economía y la sociedad.
La intención es loable, plausible. Los contextos imperantes en la actualidad vuelven sumamente complejo lograr este propósito. En el caso de CFE, tenemos una empresa que desde su formación en 1937 ha evolucionado de manera positiva al paso del tiempo, hasta la reforma energética que la dejó tambaleando por las condiciones adversas a las que fue sometida. Al dividirla en empresas subsidiarias y filiales además de someterla a reglamentación desfavorable, le redujeron sus capacidades operativas, financieras, de inversión y de servicio.
Actualmente enfrenta serios problemas de eficiencia en su cadena de valor y economías de escala. Entre las regulaciones hostiles, algunas incluso desde antes de la reforma energética, está en que la CFE como un participante del mercado eléctrico mayorista (MEM) absorbía costos operativos imputables a otros actores con cargo a sus finanzas. También en el esquema de autoabastecimiento, que dio lugar a un irregular mercado encubierto, generadores privados accedieron a tarifas de porteo por debajo de los precios reales por el uso de las redes de transmisión y distribución de la CFE.
En cuanto a los productores externos de energía (PIE), se suscribieron contratos en condiciones desventajosas para la CFE, donde esta última se encargó de resolver muchas actividades de los proyectos, absorber riesgos, otorgar garantías, aún en casos de eventos fortuitos. Las pérdidas de energía de CFE, técnicas y no técnicas (robo de energía), siguen siendo altas. La cartera vencida (adeudos) continúa sin resolverse e incrementándose en varios estados de la república (para ejemplo Tabasco y Chiapas). Las metas de participación de energías limpias han sido difíciles de cumplir (transición energética).
En los estados de resultados financieros anuales de la CFE se han reportado pérdidas multimillonarias. Otro aspecto relevante es la imagen que tiene la sociedad de la CFE como principal prestador del suministro de energía eléctrica. Los apagones se han incrementado y los tiempos de respuesta se han prolongado. La atención ha sufrido una desmejora respecto a la de antaño. Preocupa porque hace quince años la percepción de ineficiencia, burocracia, hizo que la sociedad clamara por la desaparición de la compañía de Luz y Fuerza del Centro en el Valle de México y regiones donde operaba. Si en verdad la intención del actual gobierno federal es el rescate de CFE, todo apunta que no han logrado acertar en los cómos.
En el caso de PEMEX, está en una condición sumamente complicada. Desde la bonanza petrolera del sexenio de José López Portillo, cuando la preocupación era administrar la abundancia, ha sido esquilmado por los gobiernos en turno, literalmente despojándolo de casi la totalidad de sus ventas e ingresos con la justificación de requerirlos para fondear el presupuesto y gasto gubernamental, aunque es de sobra conocido los altos niveles de corrupción asociados a la petrolera.
A esto se le suma un sindicalismo divorciado de la productividad, eficiencia y transparencia. Gobierno, directivos, sindicato, políticos, trabajadores vieron en PEMEX a la gallina de los huevos de oro pero sin cuidar de ella. Las consecuencias son por demás evidentes. En México la producción de gas y petróleo ha caído a menos de la mitad en la última década.
El nivel de endeudamiento de PEMEX lo pone en una condición de virtual quiebra técnica. Sus condiciones operativas se dan en condiciones de riesgo por una falta de mantenimiento e inversión acumulada de años. No han habido descubrimientos de nuevos yacimientos grandes y prometedores que se acerquen siquiera a lo que fue Cantarell. El robo de combustible, huachicol, no solo no se controló, se ha incrementado. La obra emblema de este sexenio en el sector es la refinería Olmeca –Dos Bocas-. Es deseable procurar transformar a las materias primas –valor agregado- mediante bienes de capital. En vez de exportar petróleo crudo e importar gasolinas, conviene refinarlo nacionalmente. Las dudas son varias respecto a esta magna obra. Si la ubicación es la adecuada (inundaciones, logística). Si se contó con la ingeniería idónea. Si se contemplaron debidamente los aspectos ambientales. Si los procesos licitatorios se dieron con la transparencia y ética requeridas. Todo esto repercutirá de diferentes maneras.
En el costo total de la obra y en el costo por barril refinado (comparado con el costo de comprarlo en el extranjero), en la productividad, eficiencia, sustentabilidad y rentabilidad de la refinería.
Existen dos documentos del gobierno federal que marcan el rumbo del sector energético mexicano. Ambos son publicados por la Secretaría de Energía.
Uno es el Programa Sectorial de Energía (PROSENER) que versa sobre petróleo, gas y electricidad. El otro es el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) que contempla la planeación anual del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) con un horizonte a quince años y donde se plasma la política en materia de electricidad.
En dichos documentos se señalan los qué’s, pero no dicen con claridad los cómo’s. Estos no pasarán de ser un compendio de buenas intenciones si no se sortean importantes retos como la disponibilidad de recursos económicos, materiales y humanos suficientes e idóneos.
Uno de los principales es sin duda el financiamiento. Para dar mantenimiento y operar adecuadamente lo existente, para modernizar, construir nueva infraestructura, se requieren inversiones multimillonarias.
No se especifica en los documentos de dónde saldrán esas ingentes cantidades de dinero. La realidad actual es de precariedad presupuestal en PEMEX, CFE, CONAHCYT, INEEL, ININ. Otro tema importantes es el de la modernización de sistemas, procesos, gestión, a la par del reclutamiento y la capacitación integral del personal directivo, técnico y de apoyo.
Un aspecto fundamental para volver verdaderamente competitivas a estas dos empresas productivas del Estado es el liderazgo. No me refiero únicamente a las cabezas de CFE y PEMEX, hago alusión a todo el cuerpo directivo de empresas y sindicatos. El discurso del gobierno reiteradamente enfatiza en la importancia que estas empresas representan para el país.
Para rescatar a la CFE y a PEMEX se requiere ponerles el piso parejo en cuanto a regulación, normatividad, régimen fiscal. El respaldo del Estado para garantizar el quehacer y desempeño de ellas. Asignarle presupuesto suficiente e inteligentemente etiquetado y auditado.
Asegurar un liderazgo y dirección con enfoque estratégico en todos los niveles y procesos. Sindicatos valientes y propositivos que velen por los legítimos derechos de sus agremiados pero que también estén comprometidos con la productividad, honestidad y eficiencia. Se precisa de liderazgo genuino: visionario (capaz de ver y comunicar un futuro mejor que lo actual), ético (que se rija por valores y principios; honestidad, responsabilidad, servicio, respeto, entre otros), y competente (capaz de dar resultados a pesar de los obstáculos).
El liderazgo genuino inspira a la gente a hacer realidad una visión compartida a pesar de los obstáculos, con estrategias correctas y la moral en alto -buen clima organizacional-. Con penosa frecuencia hay directivos que optan por un patético “estilo” de liderazgo que combina la prepotencia, la incompetencia y la estupidez.
Esto provoca en los subordinados tensión, estrés, angustia, frustración, y resentimiento. En cuanto a los resultados, pudieran funcionar por un corto tiempo estos esquemas, pero la historia y los ejemplos han demostrado que aplicando la ley del garrote más temprano que tarde se paga la factura. Los resultados se caen, no hay inspiración, compromiso, lealtad, iniciativa. Los trabajadores cuando mucho se concretan a hacer lo mínimo requerido. John C. Maxwell atinadamente señaló que todo se levanta o se cae debido al liderazgo, trátese de empresas, organizaciones, gobiernos.
Por otra parte, las naciones se han visto en la disyuntiva de que sus sectores energéticos dependan del Estado o del mercado. Dejar la energía, totalmente en manos de empresas privadas sería una apuesta arriesgada. Ellas podrían en determinadas coyunturas privilegiar sus utilidades y elevar los precios a niveles estratosféricos en perjuicio de los consumidores finales. Ya ha pasado y ocurre actualmente en varios países del mundo.
El mercado por sí solo, sin una regulación juiciosa, puede dar lugar a aberraciones donde el maximizar las ganancias de las empresas y accionistas pasa por encima del bien común.
Dejar el sector energético como monopolio estatal absoluto tampoco sería la mejor opción, porque sería difícil para cualquier gobierno hacer frente en solitario al colosal reto de expandir la infraestructura, en especial porque tiene variadas necesidades también prioritarias como salud, educación, seguridad, programas sociales, que consumen un gran porcentaje del presupuesto público. Los monopolios cualesquiera que sea su giro, privados o gubernamentales, al no tener competencia usualmente soslayan los conceptos de eficiencia, competitividad y el servicio al cliente.
Conviene que exista una participación mixta en el sector, pública y privada, con una adecuada regulación en beneficio de todos los mexicanos. La electricidad, los combustibles, son pilares del desarrollo económico y social.
El sector energético es un asunto vital, estratégico, de seguridad nacional, el cual requiere de la rectoría del Estado en aras de privilegiar el interés público. México precisa de empresas estatales, CFE y PEMEX, como herramienta de política pública. Fuertes, productivas, para evitar abusos y distorsiones del mercado, cuidar al consumidor y presionar los precios a la baja.
La iniciativa privada juega un rol importante como coadyuvante en el desarrollo del sector en lo financiero y tecnológico. También como incentivo, acicate, referente, en cuando a eficiencia y competitividad de las empresas participantes en el sector energético. Hay mucho por hacer y mejorar. Ojalá el gobierno actual no se tarde en atender en tiempo y forma estos retos. El tiempo apremia.
Opinión
Ejemplo de soberanía: Legado en Materia Energética
Manuel Rodríguez González
www.manuelrodriguez.mx
México es el único país que tuvo la capacidad de contener el alza de los precios de las energías durante la mayor crisis energética de toda la historia
Uno de los mayores legados en materia energética del recién concluido gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es haber colocado a México como ejemplo de soberanía y seguridad energética, al ser el único país que tuvo la capacidad de contener el alza de los precios de las energías, durante la mayor crisis energética de toda la historia.
Esta crisis detonada en 2020 por la paralización de las cadenas de suministro y el confinamiento de la humanidad, como consecuencia de la pandemia del Covid-19; pulverizó la demanda al pasar de los 100 millones de barriles diarios hasta los 25 millones; el 20 de abril de ese año, fue el día más negro de la historia del petróleo, al cotizarse en números negativos.
La recuperación de los precios fue igual de vertiginosa, en 2022 con la guerra de Ucrania la crisis se recrudeció con un matiz alcista; las consecuencias se vivieron principalmente en la Comunidad Europea por el recorte del suministro del gas ruso.
Ante este entorno global lleno de incertidumbre por los conflictos bélico de Europa del Este y Medio Oriente, la lección es contundente: la mano invisible del mercado no tiene la capacidad y mucho menos la responsabilidad de suministrar y atender las necesidades energéticas ante situaciones de crisis.
Esto quedo constatado por el caso de España, donde en 2020 la cotización promedio de la electricidad fue de 34 euros por megavatio-hora (MWh), en agosto de 2022 alcanzó sus máximos históricos registrando precios por arriba de los 500 euros; y en Alemania, en ese mismo mes, se registraron precios que llegaron a oscilar entre los 840 y 1000 euros por MWh, condenando a muchas familias a vivir en la obscuridad y quiebra de su economía.
La Agencia Internacional de la Energía en su Reporte de Eficiencia Energética 2022, al respecto, señalo que “Los altos precios de los combustibles fósiles están provocando una crisis del costo de vida, empeoramiento de la pobreza energética y la salud pública”, y puso a México como un ejemplo de soberanía y seguridad energética, al ser el único país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en contener el alza de los precios de energía en 2022; mientras que los Países Bajos, tuvieron un aumento del 100% con respecto al año previo, Inglaterra 59%, Unión Europea 39% y Estados Unidos 18%, mientras que México garantizo el suministro de energía y combustible con precios por debajo de la inflación.
La Comisión de Energía durante la LXV Legislatura, que tuve el honor de presidir, respaldo y coadyuvo con esta política energética, que, al otorgar el servicio de energía como un Derecho Humano, antepuso el interés púbico sobre el privado.
La presidenta Claudia Sheinbaum, ha asumido el mismo compromiso de que: “No van a regresar los gasolinazos, no habrá aumento a las tarifas eléctricas, ni a los precios del gas doméstico, por encima de la inflación”.
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La energía y en particular la electricidad, es insumo vital del cual depende el crecimiento en lo económico, social y en la calidad de vida de la población
Eduardo Olivares Pérez, Ph.D. Consultor.
El 10 de octubre de 2024, la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa de decreto que modifica los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relacionada con las áreas y empresas estratégicas, conocida como la reforma energética 2024. Los senadores avalaron con 86 votos a favor, 39 en contra y una abstención, la reforma para dejar de considerar empresas productivas del Estado a Pemex y a la CFE. Esta reforma constitucional, propuesta por el expresidente Andrés Manuel López Obrador revierte parcialmente la reforma energética del Gobierno de Enrique Peña Nieto que abrió el sector a la inversión privada y puso a Pemex y CFE a competir con los particulares. Los principales cambios constitucionales son: En el Artículo 25 se señala que las empresas productivas del Estado volverán a ser empresas públicas del gobierno.
En el Artículo 27 se establece que no se otorgarán concesiones para la explotación del litio y se establece que, en la industria eléctrica, los particulares no podrán tener prioridad sobre las empresas públicas. Asimismo, el Estado deberá garantizar el acceso continuo a la electricidad a precios bajos. Se elimina la posibilidad de que el Estado firme contratos con particulares para la transmisión y distribución de energía.
En el Artículo 28 se estipula que las funciones exclusivas del Estado, como la explotación del litio, el servicio de internet estatal y las actividades de las empresas públicas, no se considerarán monopolios. Además, el sistema eléctrico nacional deberá garantizar la autosuficiencia energética y suministrar electricidad al menor costo posible predominantemente sin fines de lucro, priorizando la seguridad y soberanía del país. Los servicios ferroviarios de pasajeros y carga se incluyen como áreas clave para el desarrollo nacional, y se introduce la figura de asignaciones para la comunicación satelital y el transporte ferroviario.
En cuanto al régimen transitorio el segundo artículo transitorio establece un plazo de 180 días a partir de la entrada en vigor de la reforma para ajustar las leyes secundarias a las nuevas disposiciones constitucionales. El tercer artículo transitorio deroga las disposiciones de la reforma energética de 2013 que contradigan este nuevo decreto. En cuanto se tenga constancia que al menos 17 legislaturas la hayan aprobado, será publicada en el Diario Oficial de la Federación para su entrada en vigor.
¿Esta reforma energética favorece a México? Aunque aún es temprano para afirmar o negar categóricamente esto, lo deseable es que sea positiva para el país. ¿Cuándo sabremos el impacto y repercusiones? Cuando se emitan las leyes secundarias. Esto es; se publiquen las leyes y reglamentos correspondientes que definirán el alcance, estructura y operatividad del sector. En otras entregas he referido que la expansión de la infraestructura energética del país requiere de ingentes cantidades de dinero. El Estado por sí solo difícilmente podría hacer frente a tan colosal reto técnico y financiero. Se espera que se respete, e incluso se fomente, la participación del sector privado para mantener un esquema mixto Estado-Privados en el sector energético mexicano con la debida certidumbre jurídica a dichas inversiones.
El incremento de la dependencia energética y los conflictos de carácter geoestratégico ligados a productos energéticos han intensificado la necesidad de reconstruir los modelos energéticos actuales. En ocasión pasada la presidente de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, realizó una declaración que sorprendió a propios y extraños: “Los precios de la electricidad que se disparan ahora están exponiendo las limitaciones de nuestro diseño de mercado actual. Fue desarrollado para diferentes circunstancias. Por eso ahora estamos trabajando en una intervención de emergencia y una reforma estructural del mercado eléctrico.”
¿Por qué se está considerando actualmente la intervención gubernamental en los sectores energéticos en países del primer mundo? Porque los modelos de libre mercado en el sector energético, especialmente en situaciones de crisis, han demostrado ser imperfectos. De la disponibilidad de energía depende el desarrollo económico y social y la calidad de vida de la población de toda nación. Por esta razón la energía, la independencia energética, la seguridad energética, es un asunto de seguridad nacional. Los gobiernos necesitan asegurarse que en lo energético el mercado no lleve al sector y a la población a extremos fuera de toda proporción en precios y disponibilidad poniendo en riesgo el desarrollo, la estabilidad y la calidad de vida. Bajo esta premisa en el contexto y coyunturas que prevalecen en la actualidad varios gobiernos están apurados en reconstruir sus sectores y mercados eléctricos. Todo lo anterior se traduce en la necesidad de realizar reformas energéticas. El mundo no puede, no debe, arriesgarse a que los mercados controlen unilateralmente los precios y disponibilidad a libre arbitrio, en especial bajo esquemas de especulación o coyunturas –crisis reales o provocadas– con la finalidad de maximizar las ganancias. Lo que están urgidos por hacer Alemania, Reino Unido, Francia, entre otros en medio de las crisis, lo está intentando el gobierno mexicano con esta reforma.
La necesidad de electricidad seguirá en aumento. El tema de combustibles fósiles se complica cada vez más. Las energías renovables con la tecnología disponible en la actualidad no pueden resolver completamente el suministro de energía requerido ni la descarbonización del sector en condiciones técnico-económicas viables. Es imperioso incentivar la innovación, preferentemente disruptiva, que permita generar, gestionar y consumir la energía de manera más eficiente, limpia y económica.
Si el sector eléctrico vuelve a estar bajo la rectoría del Estado vía la CFE, no se va a acabar el mundo, no se vendrá el caos en el suministro de energía ni toda la generación será con combustóleo o carbón como lo han anunciado algunos agoreros. Por el contrario, la CFE al ser fragmentada con la reforma de 2013 se trastocó su cadena de valor y en consecuencia se vieron vulneradas sus capacidades y eficiencia operativa y administrativa. Al unificar y fortalecer a la CFE se espera retome su papel protagónico en el sector eléctrico nacional en beneficio de la población. Para esto se requiere de buen juicio, sensatez, objetividad, en la redacción de las leyes y reglamentos que han de ser promulgados. En el caso de Pemex, por su naturaleza y contexto, se percibe más complicada esta tarea.
Es tiempo de dejar el dogma, el encono, la confrontación virulenta y estéril de uno y otro lado. Que el bien común, el interés nacional, esté por encima de intereses particulares o de grupo. La energía y en particular la electricidad, es insumo vital del cual depende el crecimiento en lo económico, social y en la calidad de vida de la población. Apremia lograr consensos y sinergia entre los actores directos e indirectos del sector: gobierno, iniciativa privada, organismos autónomos, academia, sociedad, para conducir a nuestros países y mundo hacia una condición energética más segura, eficiente y sustentable. De ello depende en buena medida nuestro futuro.
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Las reformas a la política energética no son un simple hecho de cambios en papel, al otorgar a las empresas del estado un poder en su conjunto
Ramses Pech
Grupo Caravia – Grupo Pech Arquitectos
Las reformas a la política energética no son un simple hecho de cambios en papel, al otorgar a las empresas del estado un poder en su conjunto, y el colocar en el discurso, el poder de alcanzar la soberanía, independencia y autosuficiencia.
¿Cuál fue el objetivo? Dado que las empresas estatales carecen de su propia tecnología, y dependen de otros para poder integrarse en el mercado energético, y de esta forma ser México, independiente del mundo. ¿Podrá lograr? Los cambios en la reforma por el poder legislativo, dejó en claro dos cosas:
1. No tiene idea de la transición energética.
2. Auto-chamaquearon a México, ante sus socios comerciales del TMEC.
Se deriva de las siguientes observaciones que deben ser consideradas en el corto a mediano plazo por aquellos individuos que llevan a cabo la política pública de este país en el transcurso del sexenio y el próximo, ante los cambios constitucionales efectuados.
a) Transición energética. La eliminación que la nación era responsable de su realización; y que esta utilice las energías primarias de manera adecuada, para tener un mejor aprovechamiento, fueron enviados estos conceptos al bote de la basura. ¿Quién es el encargado de realizar esto?; y si en el dado caso es asignado a una secretaria, o empresa estatal, esto quiere indicar que no darán presupuesto para realizarlo.
b) Los legisladores en su totalidad, sin excepción solo hablaron de transición energética, referenciada a la forma de generar la electricidad con combustibles fósiles o energías renovables (incluidas las limpias), pero ninguno, cuando pasaron al púlpito para expresar su posicionamiento, no hablaron de la forma del dejar en manera paulatina, la utilización de combustibles fósiles. Entre los que se encuentran el gas natural, el cual es utilizado para generar más del 60 % de la electricidad en nuestro, país. El carbón utilizado para tomar su poder calorífico en algunas industrias, y en un 4 % para generar electricidad del total. Finalmente, el petróleo crudo y sus derivados; tales como las gasolinas, diésel, turbosina, gas licuado de petróleo, coque, combustóleo, entre los más utilizados en la cotidianidad de las actividades de la sociedad, y que son los que más gases de efecto invernadero producen, y que provienen principalmente del transporte que tiene que quemar para mover motores.
c) No, hay un plan de largo plazo de transición energética constitucional, y de políticas públicas reales del cómo debemos de llegar en el futuro. México necesita tecnología de otros países y que solo podemos obtenerla de tratados comerciales que tenemos con ciertos países.
d) Es absurdo considerar, y utilizar como discurso en el poder legislativo, que podemos dejar el uso de la gasolina y el utilizar carro eléctrico, si no existen las condiciones actuales. Sin considerar los híbridos, y los cuales tienen escape, y producen combustión, al seguir usando gasolina para su movilidad. Tengamos en cuenta que en México existen aproximadamente más de 38 millones de automóviles, y de los cuales del tipo eléctrico existen no más de 45 mil que circulan en la actualidad. Para poder llegar a tener carros eléctricos con las políticas actuales sexenales, y donde cada vez que llega una nueva administración, cambia el sector energético, estaremos teniendo carros en nuestro país circulando en plenitud del tipo eléctrico hasta él sigo XXII, y dejaremos de usar a los combustibles fósiles casi a finales de este siglo.
e) Las empresas PEMEX, y CFE; al pasar de nuevo a ser estatales, el cambio causa incertidumbre, por dejar de estar bajo la ley mercantil. Ahora tendrán toda la infraestructura del gobierno, para hacer frente ante cualquier desavenencia con una persona física o moral, que haya realizado algún contrato o transacción comercial. Eso beneficia a la empresa, debido a qué hora tiene el respaldo directo del gobierno, y no como antes que dependía de la SHCP, en cuánto podría ser ayudado.
f) Los legisladores han auto-chamaqueado a México debido a la implementación de los cambios correspondientes al sector energético, previo a la ejecución de la evaluación del TMEC en el año 2026. ¿Cuál era la prisa de hacer estos cambios? En realidad, existe una estrategia alineada entre lo político y el ámbito económico.
g) El TMEC fue firmado bajo políticas públicas que existían en su momento, en 2020; y que fueron el detonante en medida para su firma. La cual contenía normatividades, regulaciones, y leyes, que podían mantener una armonía con las inversiones privadas. Dado que México es el exportador principal a los Estados Unidos, y este socio comercial, es el que más invierte en nuestro país. Se debe tener en cuenta lo siguiente ante las modificaciones realizadas y pretendidas:
1. Revisará el Capítulo de Monopólico de empresas del estado, y cuyo objetivo, ver que no afecten a los inversionistas en los diferentes mercados. También es importante señalar que la CFE tiene el control de más del 75 % de la electricidad generada, y no debe confundirse, con el 54 %, que se refiere a la capacidad instalada. El mercado de generación de electricidad no se centra en cuántas plantas instaladas, si no en cuánto produce, y en cuanto a tu eficiencia operativa para despachar en el mercado. Recordemos que el único que puede vender la electricidad a usuarios domésticos es la CFE. PEMEX carece de competencia en la extracción y producción de crudo o gas natural. Este mercado no es el dónde los privados compiten, sino más bien en la venta o distribución de combustibles, donde la empresa estatal más del 75% de sus ingresos se deriva de esta actividad.
2. La integración de los órganos reguladores en la SENER podría generar un conflicto de interés y generar desavenencias en el acuerdo. Por ejemplo, podemos tomar a la comisión reguladora de energía, cuyo objetivo es brindar permisos para el mercado eléctrico y de hidrocarburos. La secretaria ostenta una silla en el consejo de CFE y PEMEX, y que al tener información del mercado, podría sugerir a la CRE, no dar el permiso a una empresa que pudiera hacer competencia a PEMEX.
3. Habrá ciertos cambios de forma, y ejecución, ante los cambios. Al no ser las mismas condiciones y términos firmados en 2020. Las negociaciones serán ríspidas, y veremos quién cede, y qué tipo condicionantes surgirán de esto. Cambios hechos antes de tiempo. Tengamos en cuenta que gane Donald Trump o Kamala Harris, cuando las cuestiones económicas y estrategias han sido afectadas, ambos partidos se unen y enfrentan a aquellos que afectan sus intereses al país. México ofrece terrenos, mano de obra barata y cercanía a este país para ensamblar su tecnología.
h) El mayor impacto se suscitará en forma indirecta en la población. Dado que ahora PEMEX y CFE deben incrementar en mayor medida el presupuesto. Debido a que regresaremos a la forma de contratación como era hasta antes de la reforma energética; ambas empresas estarán en desventajas ante el posible incremento de precios unitarios, al tener un mayor costo de financiamiento, y ligado a una prima de riesgo en el dinero, ante los tiempos en los pagos a proveedores, y descuentos solicitados. Además de una posible mayor incorporación de corrupción dentro de ambas empresas.
i) Al dar un mayor presupuesto algunos programas sociales, deberán ser reducidos o simplemente, habrá un mayor déficit y que el resultado es directamente proporcional para incremento de la deuda. En México, nuestro poder legislativo y ejecutivo carecen de una política pública a largo plazo, debido a que todo el ser humano que llega a administrar el país, se encuentra en la tentación de dejar su relevancia, y la cual, es olvidada al día siguiente de abandonar el cargo.
El presupuesto del 2025, ¿confirmará nuestro analfabetismo energético?, el dado caso que el gasto programado esté destinado en un 70 % de desarrollo social, y esto dejaría, al económico lacerado, a donde se encuentra el gasto programado de la energía, y por ende no habrá transición energética con cimientos genuinos de la nación.
Los sabios esparcen ciencia; más no así el corazón de los necios.
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