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Energía

El futuro de la energía se define en elecciones de EU

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Tras una campaña anodina y de bajo nivel marcada por la pandemia de la COVID-19, se acerca el día de la elección del próximo presidente de los Estados Unidos. Una elección que se demostrará crucial en los próximos años por un tema que ha pasado con bastante sordina durante los debates: el modelo energético por el que apostará el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Todo el mundo da por descontado que el candidato demócrata, Joe Biden, es un firme partidario de las energías renovables y de la descarbonización de la economía. Biden ha dado su apoyo explícito al Green New Deal, el marco conceptual de lo que debe ser la transición de los EE. UU. hacia una economía baja en carbono.

Por su lado, el candidato republicano y actual presidente, Donald Trump, ha apostado desde el principio de su mandato por apoyar la industria petrolera nacional con numerosas exenciones fiscales. Incluso abrió la Reserva Natural de Alaska para la explotación petrolífera.

La cosa parece clara: de un lado tenemos un candidato que se toma el cambio climático en serio y que promueve la transición ecológica (Biden) y del otro a un candidato negacionista del cambio climático y que solo piensa en la continuidad de la industria de los combustibles fósiles (Trump).

Desde este punto de vista, parece que queda poco margen para la discusión sobre las políticas que harían uno u otro si accedieran al Despacho Oval.

Pero nada más lejos de la realidad. Ojalá las cosas fueran tan sencillas.

El problema de la escasez de petróleo

Sin negar la evidencia de que la lucha contra el cambio climático es uno de los mayores retos a los que tendrá que enfrentarse la humanidad en las próximas décadas, en el ámbito energético los próximos años vendrán marcados por un problema poco explicado pero de gran alcance y desarrollo inminente: la escasez de petróleo.

Desde principios del siglo XXI, la industria petrolera se ha enfrentado al mayor desafío de su historia: la escasez de nuevos yacimientos auguraba la inminente llegada al cenit de producción. Una vez alcanzado el temido peak oil, la extracción anual de petróleo toca su máximo y solo puede declinar inexorablemente.

El máximo de producción de petróleo crudo convencional se alcanzó a finales de 2005 o principios de 2006, con 70 millones de barriles diarios, y desde entonces se ha reducido paulatinamente hasta menos de 67.

En busca de alternativas

Para compensar este lento descenso e incluso poder seguir aumentando la producción de petróleo, se ha introducido todo tipo de hidrocarburos líquidos alternativos: biocombustibles, petróleos extrapesados, petróleos de aguas ultraprofundas, líquidos del gas natural, petróleo de rocas compactas extraído con la técnica del fracking… Aunque no siempre son tan buenos como el petróleo convencional.

Pero en 2013 la industria petrolera comenzó a desinvertir en exploración y desarrollo de nuevos campos, en vista de los malos resultados de explotación. Solo EE. UU. ha impedido que la producción de petróleo empezara a caer en 2015. Pero el gigante americano solo pudo aplazarlo tres años: el máximo mundial se alcanzó en 2018, y eso a costa de la actual carnicería de bancarrotas en el sector del fracking estadounidense.

Por si todo esto fuera poco, la actual crisis de la COVID-19 ha desencadenado el pánico. Ha generado una auténtica desbandada que, según el informe anual de la Agencia Internacional de la Energía de 2020, podría acabar con la producción de petróleo reducida hasta un 50 % de aquí a 2025 (esperemos que al final la caída sea más moderada).

Sin petróleo, sin carbón y sin uranio

La reducción rápida del consumo de petróleo podría parecer una buena noticia, pero no lo es. No tenemos a punto sustitutos eficaces.

A pesar de que se está intentando vender la idea de que estamos delante de un “pico de demanda” y que la sociedad “se está pasando a la renovables”, la realidad es que nos estamos quedando sin petróleo. También sin carbón (pico en 2015) y sin uranio (pico en 2016). Pronto hasta el gas natural llegará a su máximo productivo (antes de 2030).

Nos vamos a encontrar en esta década que las fuentes que proporcionan el 90 % de la energía primaria que consume el mundo empezarán su declive terminal. Un declive que puede alargase durante muchas décadas aunque se puedan dar episodios de caída más rápida.

Ante este descenso energético, el Green New Deal no es más que puro wishful thinking, pensamiento mágico. Las fuentes de energía renovables tienen muchas limitaciones y, aunque ciertamente son el futuro, no llegarán a cubrir más que una parte del consumo energético actual, y no pocas dificultades. Pase lo que pase, estamos abocados al decrecimiento energético y por ende económico.

Por todo ello, si gana Biden, no se sorprendan que al poco tome medidas proteccionistas sobre el sector petrolero norteamericano, inclusive nacionalizando explotaciones no rentables, con tal de garantizar la producción. Tampoco de que firme acuerdos para ayudar a países productores a caer más lentamente.

Si gana Trump, no se sorprendan si impone el racionamiento de combustibles y da incentivos para el uso del transporte público y del tren para viajeros o mercancías.

Tampoco se asombren si, gobierne quien gobierne, al principio se dan grandes incentivos a las renovables para luego retirarlos al cabo de un par de años, viendo su escasa eficacia.

La termodinámica no negocia, no entiende de partidos políticos. Sea quien sea el próximo inquilino de la Casa Blanca tendrá que hacerle frente a un reto enorme para el que no estamos preparados.

Con información de The Conversation.

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Energía

SEMAR invertirá en Dos Bocas 9 mil MDP para ampliar puerto

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SEMAR invertirá en Dos Bocas

Energía y Ecología informa: SEMAR invertirá en Dos Bocas 9 mil MDP para ampliar la capacidad del puerto que abastece a la refinería Olmeca. La decisión responde a riesgos logísticos que podrían afectar la operación estratégica de la obra insignia del sector energético.

SEMAR invertirá en Dos Bocas 9 mil MDP: razones y riesgos

La Secretaría de Marina determinó que la inversión es prioritaria. El documento de adjudicación señala que, sin expansión, se prevén congestiones en carga y descarga, mayores costos logísticos y posibles interrupciones en la cadena de suministro.

El contrato fue firmado el 5 de agosto de este año y los trabajos comenzaron casi de inmediato, evitando el tiempo que hubiera requerido una licitación pública. Sin embargo, las obras se proyectan para concluir hasta el 15 de diciembre de 2029.

La empresa a cargo y antecedentes polémicos

La obra se adjudicó de forma directa a PEGSA Construcciones, una empresa con cierto historial. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha señalado a esta firma por aceptar pagos en exceso en proyectos carreteros en Veracruz y por simular competencia en una licitación del estadio Luis Pirata Fuente en 2022.

Pese a estos antecedentes, SEMAR justificó la elección argumentando que la urgencia logística hacía inviable abrir un concurso público, dado que retrasaría los trabajos entre 60 y 90 días.

Impacto en la Refinería de Dos Bocas

La Refinería de Dos Bocas, también conocida como Olmeca, depende en gran medida del puerto para recibir y despachar insumos y productos refinados. De acuerdo con estimaciones oficiales, se esperan al menos 150 embarcaciones adicionales por año, cifra que supera la capacidad actual del recinto portuario.

La falta de ampliación podría reducir la producción prevista de combustibles, afectando el plan estratégico del Gobierno Federal para alcanzar mayor autosuficiencia energética.

Un proyecto con visión a largo plazo

Aunque la inversión supera los 9 mil millones de pesos, SEMAR considera que el costo es proporcional a la magnitud de la operación. La refinería Olmeca ha sido presentada como un pilar para transformar la capacidad energética del país, y el puerto es pieza clave en ese engranaje.

La apuesta es que las obras permitan absorber el tráfico marítimo previsto en las próximas décadas, evitando rezagos similares a los que enfrentan otros polos logísticos del país.

Logística es una prioridad

El anuncio de que SEMAR invertirá en Dos Bocas 9 mil MDP revela no solo la urgencia de garantizar la operación plena de la refinería, sino también las tensiones entre eficiencia, transparencia y velocidad en las decisiones de infraestructura pública. El tiempo dirá si la apuesta logra cumplir con la promesa de consolidar un nodo energético estratégico para México.

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Energía

Explicación de la explosión en Iztapalapa

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Explicación de la explosión en Iztapalapa

Energía y Ecología informa: la explicación de la explosión en Iztapalapa ocurrida el miércoles 10 de septiembre señala que el siniestro se debió a la fuga de Gas Licuado de Petróleo (GLP), un compuesto altamente inflamable. Más allá del impacto humano y social, el caso abre la discusión sobre protocolos de seguridad, prevención y regulación del transporte de materiales peligrosos

Explicación de la explosión en Iztapalapa: qué sucedió

La explicación de la explosión en Iztapalapa confirma que no estalló directamente el tanque de la pipa, sino que fue por la nube de gas generada tras la fuga de GLP. Esa nube, al alcanzar la concentración correcta de gas en el aire, encontró una fuente de ignición y provocó una deflagración.

La deflagración, a diferencia de una detonación, no genera una onda expansiva capaz de arrasar manzanas completas, pero sí una combustión veloz que arrasó con todo lo que encontró a su paso. Este fenómeno explica la magnitud de la tragedia, sin requerir de la explosión total del contenedor.

El GLP y sus riesgos

El Gas Licuado de Petróleo se transporta en estado líquido porque de otra forma ocuparía un volumen inmanejable. Sin embargo, al fugarse y evaporarse a temperatura ambiente, se expande hasta 270 veces su volumen original. Este rápido crecimiento formó la bruma blanca visible en los videos difundidos en redes sociales.

Las concentraciones de GLP son críticas: por debajo del 1.6 % no encienden, y por arriba del 10.1 % tampoco. Entre ambos límites, cualquier chispa —desde un cigarro hasta un escape vehicular viejo— puede inflamar la mezcla.

Normas de diseño y seguridad

Los tanques que transportan GLP incluyen válvulas automáticas, sellos de ruptura y dispositivos de seguridad diseñados bajo estándares internacionales como ASME VIII. Su objetivo es evitar que la presión interna provoque explosiones.

Sin embargo, cuando estos sistemas liberan gas para evitar sobrepresión, se corre el riesgo de generar fugas peligrosas. Si a esto se suman fallas mecánicas por impactos o desgaste, la probabilidad de accidentes aumenta significativamente.

Emergencias y protocolos de respuesta

Responder a fugas de GLP no es sencillo. El CANUTEC ERGO es una de las guías internacionales más utilizadas para emergencias con materiales peligrosos, ya que establece criterios básicos de aislamiento, evacuación y combate de incendios.

En Iztapalapa, las autoridades lograron controlar accesos, organizar Triage médico y contener el fuego con apoyo de bomberos. La respuesta fue adecuada dadas las condiciones extremas, aunque también evidenció áreas críticas de mejora en la coordinación y prevención.

Lecciones de prevención

Expertos señalan que la explicación de la explosión en Iztapalapa revela más un problema de prevención que de reacción. Entre las medidas sugeridas destacan:

  • Prohibir el tránsito de pipas con GLP en horarios de alto riesgo en ciudades densamente pobladas.

  • Establecer rutas específicas y seguras para materiales peligrosos.

  • Mejorar la capacitación de conductores en control inicial de emergencias.

  • Verificar periódicamente válvulas y contenedores.

  • Incrementar la capacidad hospitalaria para incidentes masivos.

El aprendizaje es claro: la mejor manera de gestionar emergencias de este tipo es evitar que ocurran.

Unas palabras finales

Aunque la tragedia deja dolorosas pérdidas humanas, la experiencia también obliga a replantear políticas públicas y protocolos de seguridad. México enfrenta el reto de fortalecer la regulación del transporte de materiales peligrosos, tanto en carreteras como en proyectos ferroviarios de gran escala como el Tren Maya, donde también se discute la viabilidad del traslado de cargas peligrosas.

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ASEA: pipa no estaba asegurada

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ASEA: pipa no estaba asegurada

Energía y Ecología informa. ASEA: pipa no estaba asegurada en el siniestro ocurrido en Iztapalapa. La Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) dio a conocer que la empresa Transportadora Silza no contaba con pólizas de responsabilidad civil ni por daño ambiental vigentes. Esto no evitó nada, ya que el vehículo operaba con permisos de transporte. La dependencia, adscrita a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), detalló que en 2025 la compañía no ingresó ninguna solicitud para registrar seguros que respaldaran la operación del semirremolque involucrado.

ASEA: pipa no estaba asegurada, confirma la investigación

El organismo precisó que este año Transportadora Silza solo presentó una solicitud de póliza para almacenamiento de gas licuado, pero fue desechada. “Por lo tanto, a la fecha no se tiene registro sobre un seguro vigente ante la ASEA”, subrayó la agencia.

El vehículo accidentado cargó previamente en la Terminal Marítima Gas Tomza, S.A. de C.V., planta cuyo permiso de operación venció en junio de 2025. Inspectores de la ASEA y de la Comisión Nacional de Energía ya se encuentran en el lugar, coordinados con la Fiscalía capitalina, para determinar la causa raíz de la explosión.

Empresa señalada y vínculos corporativos

Transportadora Silza, que es señalada como responsable de la pipa siniestrada, forma parte de Grupo Tomza y cuenta con permisos de transporte ante la CNE. El rastreo de seguros y permisos continúa, a fin de deslindar responsabilidades.

La empresa ha dado a conocer que se pone a disposición de las autoridades para cumplir con las responsabilidades legales que resulten de lo ocurrido en este lamentable accidente.

La ASEA puntualizó que, si se determinan fallas atribuibles a la empresa, se le aplicarán sanciones conforme a la normatividad vigente. Cabe de hacerse notar que Grupo TOMZA cuenta con un largo historial de irregularidades a lo largo del tiempo.

Dimensión política y social del caso

La tragedia reabrió el debate en torno a la regulación del transporte de hidrocarburos y la seguridad en zonas urbanas densamente pobladas. Voces muy diversas se alzaron para señalar la necesidad de reforzar la supervisión para garantizar que las empresas cumplan con la legislación y los protocolos del caso.

Otros más lamentan que, a causa de lo extendido de la aparente corrupción que hicieran posible las condiciones para que la tragedia tuviera lugar, como por ejemplo, la precariedad de los vehículos y los choferes.

La ASEA subrayó que colaborará con otras instancias para esclarecer las causas y reforzar acciones preventivas, con el fin de evitar que incidentes similares vuelvan a repetirse en el futuro.

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