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Dos retos: quema de gas y seguridad industrial

Dos retos: quema de gas y seguridad industrial

Se trata de proporcionar la mayor seguridad posible a quienes laboran en un sector de alto riesgo, como lo es el petrolero

 

Fluvio Ruíz Alarcón

 

Por la naturaleza implícita en el nombre de nuestra revista, la información y el análisis en torno a las condiciones de seguridad industrial en la operación de la industria petrolera y su interacción con el medio ambiente, resultan de gran relevancia. De ahí que en esta ocasión, nos ocupemos específicamente de ellos, a partir de la información proporcionada por Petróleos Mexicanos en su más reciente reporte trimestral de resultados, dado a conocer el pasado 28 de febrero.

De conformidad con el mismo, entre el cuarto trimestre de 2020 y el de 2021, la producción total de gas natural aumentó en un 2.3%, al pasar de 3,636 a 3,720 MMpcd. En cuanto a la producción anual, durante 2021 se produjeron 3,692 MMpcd, lo que representó un incremento del 1% en comparación con los 3,639 MMpcd que se produjeron en el año 2020.

Ahora bien, en algo que merece ser analizado con atención, desde el primer trimestre del año 2019, hasta el mismo trimestre de 2021; el envío (quema) de gas a la atmósfera había tenido un crecimiento sostenido, reporte tras reporte, pasando del 5.1% en el primer trimestre indicado, al 14.9% del gas extraído en el segundo. El volumen de gas enviado a la atmósfera en el transcurso de esos dos años, pasó de 243 a 712 MMpcd. Es decir, aumentó en un dramático 193%.

A partir del segundo trimestre de 2021, el volumen de gas enviado a la atmósfera ha venido disminuyendo, aunque sigue siendo muy importante. En efecto, en términos volumétricos, entre el cuarto trimestre de 2020 y su similar de 2021, la quema de gas pasó de 676 a 555 MMpcd, es decir, hubo una disminución del 17.9%. En términos porcentuales, el gas enviado a la atmósfera pasó de representar el 14% del total producido en el cuarto trimestre del 2020, a un valor equivalente al 11.9% en el trimestre reportado.

Medido en términos anuales, la quema de gas entre 2020 y 2021, pasó de 513 a 620 millones de pies cúbicos diarios. Esto significa un incremento del 20.85% en el volumen quemado en la atmósfera. Como proporción del total producido, la quema de gas pasó del 8.4% como promedio anual en 2020, al 12.5% en 2021.

Aunque pareciera que se ha iniciado un proceso sostenido de disminución de la quema de gas, los niveles siguen siendo preocupantes, tanto por la pérdida de valor, como por los efectos medioambientales que implican y todo en el contexto de la severa dependencia de México en materia de gas. A pesar de los avances logrados en 2021 en la disminución del envío de gas a la atmósfera, su nivel actual es alrededor de seis veces superior al límite reglamentario del 2%. Urge realizar todas las inversiones necesarias en infraestructura para contener esta quema de gas, aún a costa de una disminución temporal de la producción de crudo, cuyos efectos económicos pueden ser mitigados en el actual escenario de precios elevados de la mezcla mexicana de exportación.

Si bien la producción total de gas natural aumentó en un 1% entre 2020 y 2021; ello es absolutamente insuficiente para satisfacer las necesidades del país. México continúa enfrentando una altísima dependencia frente a los Estados Unidos de América.

Es evidente la urgencia de que el gobierno y Pemex diseñen una estrategia integral para asegurar el abasto de gas natural al país. Se requieren medidas institucionales, fiscales, regulatorias e inversión en proyectos de infraestructura en transporte y almacenamiento. No basta con incrementar el volumen de producción gasífera en el país: Pemex tendría que adoptar una estrategia de producción en el exterior, invertir en plantas separadoras de nitrógeno para disminuir la quema de gas y analizar seriamente la posibilidad de constituir una subsidiaria centrada en la producción de gas.

Solo así podríamos ir saliendo paulatinamente de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra nuestro país.

Por otro lado, el índice que mide el número de accidentes incapacitantes, por millón de horas de exposición al riesgo de los trabajadores, empeoró notablemente al pasar de 0.24 a 0.36, entre 2020 y 2021. En consonancia con el severo deterioro del índice anterior, el total de días perdidos por millón de horas hombre trabajadas, pasó de 13 a 20 días en ese mismo lapso.

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Estos índices de frecuencia y de gravedad de los accidentes laborales, son los peores registrados por Pemex, respectivamente, desde 2016 y 2017. La evolución de ambos índices representa un grave retroceso en materia de seguridad industrial y debe ser objeto de atención inmediata por parte de la administración de Petróleos Mexicanos.

Es evidente que en este rubro no caben consideraciones de austeridad, puesto que se trata de proporcionar la mayor seguridad posible a quienes laboran en un sector de alto riesgo, como lo es el petrolero.

 

 

 

 

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