Escasez alimenta el mercado negro y Venezuela se está quedando sin gasolina
En Venezuela PDVSA, la petrolera estatal, no ha producido ni una sola gota de combustibles desde noviembre de 2019. En el pasado mes de abril en que los futuros del petróleo cayeron por debajo de cero, los venezolanos pagaron más que nunca por la gasolina, ya que la extrema escasez alimenta un mercado negro en auge.
La crisis ahora se ha extendido a la capital, Caracas, donde los conductores con prioridad, como médicos y la policía, deben hacer fila a las 3 de la mañana para tener la oportunidad de comprar gasolina altamente subsidiada en una de las pocas estaciones de servicio que aún están abiertas.
En un buen día, podrán obtener 20 litros después de una espera de 10 horas, ni siquiera lo suficiente para llenar medio tanque de la mayoría de los autos compactos. A menudo no hay suficiente para todos, y hasta las ambulancias quedan marginadas por la escasez.
Todos los demás acuden a un mercado negro que, en algunos casos, está dirigido por los mismos militares encargados de salvaguardar las valiosas existencias para los trabajadores esenciales.
En un barrio de clase trabajadora en San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia, un residente describió escenas de miembros de la Guardia Nacional que llegaban en camionetas para entregar gasolina en cerca de 2.5 dólares por litro. Hace unas semanas, el precio era de cerca de 1.50 dólares por litro y, durante años anteriores, no se pagaba esencialmente nada.
El aumento de los precios se debe al colapso de los futuros del petróleo a nivel mundial por las cuarentenas que han socavado toda la demanda, dejando a países desde Estados Unidos hasta Rusia llenos de petróleo no deseado. Los futuros del crudo en Nueva York para entrega en mayo cayeron por debajo de cero por primera vez el 20 de abril.
Mala gestión y corrupción, una combinación desastrosa
Durante los últimos siete años, Venezuela se ha mantenido en una larga caída hacia el colapso, con residentes que se han enfrentado a una infinidad de problemas en su vida diaria, desde robos de tumbas hasta recibir prescripciones de medicamentos para mascotas.
De todas maneras, quedarse sin gasolina en un país rico en petróleo es un golpe doloroso, tanto financiera como psicológicamente. Hace una década, el petróleo era la potencia tras las ambiciones del entonces presidente Hugo Chávez para transformar su nación en el contrapeso socialista al capitalismo estadounidense. Venezuela tiene las mayores reservas de crudo del mundo.
La escasez se debe a una combinación de factores, incluida la mala gestión y la corrupción en la estatal petrolera PDVSA, aunque el verdadero golpe vino con las sanciones de Estados Unidos que desde 2019 impiden que Venezuela exporte su crudo o importe productos derivados.
A medida que la escasez empeoró, el Gobierno entregó el control de las estaciones de servicio a los militares el mes pasado. En las gasolineras, el precio oficial subsidiado sigue siendo tan cercano a cero que a menudo regalan combustible a cambio de galletas en lugar de efectivo.
Eso crea la oportunidad de obtener ganancias vendiendo en el mercado negro por grandes márgenes.
Sin nuevos cargamentos
El cargamento de gasolina importada más reciente llegó a finales de febrero, según personas con conocimiento de la situación y datos de seguimiento de embarcaciones recabados por Bloomberg. No han llegado nuevos barcos desde entonces, aunque Irán está considerando enviarlos, según personas familiarizadas con el asunto.
Si el país no recibe otra carga pronto, la crisis de la gasolina se extenderá más allá de sus límites actuales en las próximas semanas, según indicó Joel Guedes, director de la consultora IPD Latin America. PDVSA, que posee uno de los complejos de refinerías más grandes del hemisferio occidental, no ha producido una sola gota de gasolina terminada desde noviembre de 2019, indicó Guedes.
Algunos conductores, sin saber si podrán encontrar más gasolina o si la nación se quedará sin combustible, han comenzado a acumular existencias en cualquier lugar que puedan. Venezuela se ahoga en petróleo, pero la gasolina es inasequible.