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Energía

Defiende política energética: “Todo está escrito y pactado”

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El Presidente López Obrador dejó claro que el sector energético quedó fuera del T-MEC

 

Ante el reclamo de Estados Unidos por las políticas de México que bloquean los proyectos privados en energía, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que mantendrá la defensa de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), porque aunque se disfracen de ambientalistas, a las firmas particulares sólo les interesa el “billuyo”.

En su conferencia de prensa en Palacio Nacional, el Titular del Ejecutivo señaló que no se trata de un bloqueo a las inversiones en ese sector, sino que ahora, a diferencia del periodo neoliberal, se defiende a empresas de la nación.

“No (bloqueo a la inversión), se debe entender que en el periodo neoliberal no les importó a los gobernantes defender a las empresas públicas de la nación. Parecían gerentes, los presidentes, nada más atendiendo los asuntos particulares y no atendían los asuntos públicos, era atender a grupos, es una política facciosa, de apoyar a una minoría, a empresas, ahora es distinto.

“Por eso nuestra defensa de Pemex y de la CFE, y les extraña, es nuestra función. Si no protejo a la CFE y sigue la misma política privatizadora en la industria eléctrica, cómo voy a garantizar que no aumente el precio de la luz, si a estas empresas, aunque se disfracen de ambientalistas, lo que les interesa es el lucro, los billuyos, yo tengo que defender a la CFE”.

Señaló que las empresas particulares tuvieron el tiempo suficiente para demostrar que era mejor la política privatizadora, “pero qué sucedió en todo el tiempo en que ellos manejaron el gobierno, que eran los dueños de México, qué sucedió, ¿el precio de la luz bajó? ¿Se benefició a la gente, los trabajadores? Lo mismo en el caso del petróleo, ¿qué bajaron los precios de las gasolinas? ¿Y quieren más?, pues que me digan nada más de qué quieren su nieve”.

El presidente López Obrador dijo que no habrá cambios en su política energética ni un proceso de desmantelamiento de las empresas de la nación, para que no les extrañe.

“Ellos, como cualquier país, en Estados Unidos defienden sus ramas económicas estratégicas. Ahora el presidente (Joe) Biden decidió cancelar un oleoducto en Alaska, no sé por qué razón, pero debe ser por cuestiones ambientales o por no convenir así a Estados Unidos, fue de las primeras medidas que se tomaron”.

El Presidente recordó que en la redacción del T-MEC su equipo se aseguró de dejar fuera del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá todo lo referente al sector energético.

En la mañanera leyó el capítulo ocho del T-MEC: “En el caso de México, y sin perjuicio a sus derechos y remedios disponibles conforme a este tratado, Estados Unidos y Canadá reconocen que se reserva su derecho soberano de reformar su Constitución y legislación”.

Recordó que como presidente electo esto fue motivo de una diferencia con Estados Unidos, se rompieron las pláticas, hubo presiones y se hizo una consulta con el presidente Trump, y él estuvo de acuerdo con la propuesta de México.

 

México respeta reglas de energía: Sener

“En el marco de sus atribuciones, el Gobierno de México implementa un adecuado balance energético dentro del territorio nacional”, mencionó la titular de la Secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle, vía Twitter.

Los dichos de la titular de la Sener vienen luego de que se hiciera pública una carta que los secretarios de Energía, Estado y Comercio de Estados Unidos enviarán a los titulares de Energía, Relaciones Exteriores y Economía mexicanos, en la que llaman al Gobierno Federal a respetar el marco legal vigente en materia energética.

“La relación con Estados Unidos dentro del T-MEC en materia de energía es de respeto a las normas constitucionales de cada país, así quedó especificado en el Tratado”, afirmó.

Nahle García asegura que nuestro país cuida por el “adecuado balance energético” e insistió que el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) debe de respetar las leyes de ese país.

La titular de Sener insiste que la política energética de la cuarta transformación se apega a lo establecido en el T-MEC, aun cuando el gobierno mexicano ha favorecido a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Empresarios, legisladores, organismos empresariales y el propio gobierno norteamericano han expresado su preocupación porque los organismos reguladores del sector energético han favorecido a Pemex y CFE afectando las inversiones norteamericanas en el sector.

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Energía

Alianza Cox-Finsolar: nada seguro aún en México

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Alianza Cox-Finsolar: nada seguro aún

La frase Alianza Cox-Finsolar: nada seguro aún describe con precisión el vaivén de versiones que siguió al anuncio de que ambas empresas destinarían 250 millones de dólares para desarrollar hasta 450 MW en proyectos solares y de almacenamiento en el país. Sobre el papel, se trataba de una jugada ambiciosa: una climate tech mexicana que escala su modelo hacia soluciones “360” y un gigante energético que busca consolidar su huella en el mercado industrial mexicano. Sin embargo, lo que nació como anuncio de gran alianza terminó rápidamente en terreno pantanoso, entre aclaraciones y deslindes públicos.

Lo que detonó la polémica fue la diferencia entre lo que Finsolar comunicó como una alianza ya encaminada y lo que Cox puso sobre la mesa después: que no había contratos firmados, ni un acuerdo en firme que soportara la narrativa de joint venture que algunos titulares sugirieron. La distancia entre ambas versiones no es un simple matiz semántico; abre una brecha de credibilidad en un sector donde cada megawatt anunciado pesa en la reputación frente a clientes, bancos y reguladores.

Qué hay detrás del anuncio de 250 mdd

El corazón del anuncio giraba en torno a un paquete de proyectos que, según la información difundida, se ubicarían en regiones donde la red eléctrica opera bajo fuerte estrés: sur-sureste, Bajío, occidente y corredores industriales del norte. La promesa era llevar soluciones integrales que combinaran generación fotovoltaica, sistemas BESS de almacenamiento, cogeneración y microredes bajo contratos de largo plazo, con un traje a la medida para empresas que necesitan energía más limpia y predecible.

En esa narrativa, la alianza apuntaba a empresas medianas y grandes que hoy enfrentan apagones, costos crecientes y una regulación cambiante. Para ellas, un socio que no solo instala paneles, sino que diseña, financia y opera la infraestructura, suena a salvavidas estratégico. Pero si la base contractual de ese “rescate” no está clara, el riesgo se traslada directamente al terreno de la confianza, un activo igual de caro que el propio capital.

El modelo Finsolar y la promesa del Solar-as-a-Service

En este tablero, Finsolar aparece como el jugador que mejor ha sabido leer la necesidad de las empresas que quieren energía solar sin inmovilizar presupuesto en CAPEX. Su propuesta gira en torno a proyectos de más de 500 kWp en techos de terceros, donde el usuario paga por la energía generada, reduce su factura eléctrica y sus emisiones, sin convertirse en dueño de los activos. Es un modelo que casi obliga a las empresas a mirar el Excel dos veces antes de decir que no.

Ese enfoque se inserta en la tendencia global del Solar-as-a-Service, donde el cliente corporativo firma contratos de suministro a largo plazo y delega en un tercero la responsabilidad tecnológica, financiera y operativa. En un México donde la gran escala de renovables enfrenta frenos regulatorios y la red muestra sus límites con cada ola de calor, la generación distribuida bien diseñada se convierte en una válvula de escape que aligera la carga del sistema y da margen de maniobra a la industria.

Cox Energy, el peso de Iberdrola y la cautela

Del otro lado del anuncio está Cox Energy, que no llega precisamente como jugador menor: su plan de inversión a 2030, sus activos en renovables y su avance en mercados como el mexicano la colocan como pieza relevante en el reordenamiento energético regional. La adquisición de activos de Iberdrola en México la terminó de posicionar como un actor con apetito por crecer y por ocupar el espacio que las grandes eléctricas tradicionales han ido dejando.

Por eso, la idea de una alianza con Finsolar parecía lógica: un socio con músculo financiero y experiencia en proyectos de gran escala junto a una climate tech con agilidad en generación distribuida. Lo que rompió el encanto fue la respuesta pública de Cox, al marcar que no hay documento vinculante que respalde la narrativa de una inversión cerrada de 250 millones de dólares. Ese frenón obligó a releer el anuncio inicial no como un punto de llegada, sino como una intención adelantada.

Comunicación, gobernanza y una alianza en suspenso

En el fondo, la Alianza Cox-Finsolar: nada seguro aún se ha convertido en un caso test de gobernanza corporativa y manejo de expectativas en el sector energético mexicano. En un entorno altamente regulado, con proyectos intensivos en capital y vigilancia creciente sobre el greenwashing, anunciar más de la cuenta no es solo un desliz de forma: puede encarecer financiamientos, enfriar a potenciales clientes y encender alertas en el ecosistema.

La lección que deja este episodio es incómoda, pero necesaria: la transición energética no se construye solo con buenas intenciones y cifras redondas en dólares; requiere contratos claros, mensajes consistentes y un respeto absoluto por la delgada línea entre “estamos en pláticas” y “tenemos una alianza firmada y financiada”. Mientras esa línea siga borrosa, los proyectos seguirán pareciendo más notas de presentación que compromisos reales sobre el terreno.

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Energía

Política energética no viola T-MEC afirma Presidenta

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Política energética no viola T-MEC afirma Presidenta

En su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que el rumbo de la política energética no se mueve un milímetro, pese a las advertencias de empresas y legisladores de Estados Unidos y Canadá. Desde el estrado, la mandataria insistió en que las decisiones en materia eléctrica y de hidrocarburos son facultad soberana del Estado mexicano y que, en su lectura, no existen violaciones al tratado comercial vigente con Norteamérica. El mensaje buscó enviar una señal de firmeza hacia afuera y de continuidad hacia adentro: la reforma eléctrica y el nuevo modelo de mercado permanecen, aun cuando crece la presión diplomática y empresarial.​ Política energética no viola T-MEC afirma Presidenta, por lo tanto.

Presión empresarial y la narrativa del “mercado cerrado”​

Del otro lado de la frontera, más de 14 mil firmas manufactureras agrupadas en la National Association of Manufacturers (NAM) acusan que las reglas mexicanas han “cerrado” el mercado a productores y distribuidores de energía de Estados Unidos, encarecen proyectos industriales y complican nuevas inversiones. En sus comunicaciones a Washington, estas empresas sostienen que las reformas de 2024 profundizaron los problemas ya señalados en las consultas energéticas de 2022 bajo el acuerdo comercial norteamericano, al fortalecer el papel de la CFE en el despacho y elevar la incertidumbre regulatoria para el capital privado. Para los fabricantes, el acceso a energía confiable y asequible se ha convertido en un obstáculo estratégico, al tiempo que ven con recelo que el rediseño del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) esté guiado por una lógica de planeación estatal que, en su opinión, limita su margen de maniobra.​

Política energética no viola T-MEC afirma Presidenta, ideología y soberanía en disputa​

La reforma constitucional y el paquete de leyes secundarias aprobados entre 2024 y 2025 reconfiguraron el sector eléctrico al devolver a la Comisión Federal de Electricidad un rol predominante en generación y despacho, al tiempo que estrecharon la ventana de entrada para nuevos proyectos privados. Gobiernos y asociaciones de Estados Unidos y Canadá sostienen que este giro favorece estructuralmente a las empresas del Estado mexicano y choca con los compromisos de trato no discriminatorio asumidos en el acuerdo regional, lo que ha detonado consultas y amenazas de escalar a paneles de controversia. Desde Palacio, sin embargo, la respuesta es tajante: las críticas tienen un trasfondo ideológico y político, más que jurídico, y buscan cuestionar un modelo que prioriza la seguridad energética nacional sobre la desregulación plena del mercado.​

En ese mismo tono, el mensaje central se repite como un estribillo calculado: Política energética no viola T-MEC afirma Presidenta, y por tanto no hay marcha atrás ni ventana para renegociar lo ya aprobado en el Congreso mexicano. La narrativa oficial se apoya en la idea de que el tratado reconoce la soberanía de cada país para organizar estratégicamente sectores considerados clave, y que la interpretación extensiva de las reglas comerciales por parte de grupos empresariales sólo busca revertir la apuesta de México por un esquema con mayor peso estatal. Política energética no viola T-MEC afirma Presidenta, insiste el gobierno, mientras advierte que ceder en este punto enviaría una señal de debilidad de cara a la revisión formal del acuerdo prevista para 2026.​

El nuevo mapa de permisos y la lógica de la red​

Bajo el nuevo modelo, ya no es el desarrollador quien decide dónde construir una planta y luego exige capacidad de transmisión, sino que la Secretaría de Energía define las zonas donde hacen falta proyectos y convoca a la inversión privada bajo criterios técnicos. La instrucción es clara: evitar que centrales aisladas saturen nodos frágiles de la red y, al mismo tiempo, orientar la capacidad nueva hacia polos industriales y corredores prioritarios, con la CFE manteniendo el timón del despacho. Para los críticos, esta recentralización de decisiones erosiona la autonomía regulatoria y desalienta proyectos que dependen de certidumbre a largo plazo, mientras que para el gobierno se trata de poner orden allí donde predominaba una expansión descoordinada.​

La autoridad energética también ha endurecido los requisitos técnicos para que las renovables se integren sin desestabilizar el sistema, exigiendo almacenamiento con baterías y esquemas de conexión que mitiguen las variaciones en generación solar y eólica. La apuesta oficial combina un discurso de transición energética con una defensa cerrada del control estatal de la red, en un equilibrio delicado que aún no termina de convencer a inversionistas que miran el reloj de la descarbonización global.​

Regularización de contratos y señales cruzadas a la inversión​

En paralelo, el gobierno avanza en la regularización de viejos contratos de autoabasto, varios de ellos vinculados a grandes consorcios extranjeros que operaban al límite de la legalidad según la lectura de las autoridades mexicanas. La venta del portafolio de plantas de Iberdrola a un nuevo operador se convirtió en caso emblemático: el mensaje fue que, quien quiera seguir en el negocio, debe alinearse al nuevo marco y renegociar bajo las reglas que colocan a la CFE como actor ineludible.​

Mientras tanto, cámaras empresariales y analistas advierten que la combinación de mayor control estatal, reglas cambiantes y tensiones comerciales con socios de Norteamérica puede encarecer el financiamiento y retrasar proyectos clave para aliviar cuellos de botella de transmisión y generación. El gobierno responde que, con planeación centralizada y contratos bien diseñados, México podrá atraer inversiones que acepten jugar bajo estas condiciones, aun cuando parte del capital más impaciente mire hacia otros destinos. En ese pulso se juega no sólo el futuro del sector eléctrico, sino la capacidad del país para aprovechar la relocalización industrial sin ceder el control estratégico de su energía.​

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Energía

Transición a las energías limpias en México: ¿qué retos enfrenta la infraestructura eléctrica según la CFE?

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Transición a las energías limpias en México

La transición a las energías limpias en México avanza con una demanda creciente de infraestructura moderna, eficiente y segura. Directivos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) destacaron que este proceso requiere proyectos con visión técnica y sensibilidad social y ambiental, en línea con las necesidades del sistema eléctrico nacional.

En el Primer Encuentro Nacional de Residencias Regionales, Generales y Centros de Anteproyectos de la Dirección de Ingeniería y Proyectos de Infraestructura (DIPI), la CFE subrayó que la coordinación interna es clave para avanzar hacia un mismo objetivo. El encuentro reunió a áreas estratégicas que buscan fortalecer la integración operativa mediante el intercambio de experiencias y mejores prácticas.

¿Qué papel tiene la DIPI en el desarrollo de proyectos eléctricos?

La CFE explicó que la DIPI concentra el desarrollo integral de los proyectos eléctricos de todas las áreas de producción de la empresa. Esta dirección funge como un eje estratégico que sostiene la mejora del sistema eléctrico nacional y coordina los esfuerzos para responder a las necesidades técnicas y sociales del sector.

Los directivos señalaron que la empresa opera en un escenario de transformación profunda del sector energético. El crecimiento del país exige que la infraestructura eléctrica avance al mismo ritmo, por lo que la CFE asume el compromiso de ampliar y modernizar sus proyectos con orden y responsabilidad técnica.

¿Qué metas establece el Plan de Desarrollo Eléctrico 2025-2030?

Un análisis de México, ¿Cómo Vamos?, elaborado por la especialista en energía Rosanety Barrios, detalla que el Plan de Desarrollo Eléctrico 2025-2030 (PLADESE), publicado en el Diario Oficial de la Federación, contempla duplicar la capacidad instalada de energía renovable.

El plan prevé agregar 28,004 MW sin incluir almacenamiento, de los cuales cerca del 80% provendrá de fuentes limpias o renovables. Esto representa una expansión significativa orientada a fortalecer la transición a las energías limpias en México durante los próximos años.

La inversión estimada para las centrales con participación estatal asciende a 23 mil 362 millones de dólares, cifra que se complementará con recursos destinados a transmisión y distribución. El análisis indica que la mayor parte del financiamiento deberá provenir de la iniciativa privada.

¿Qué metas establece el Plan de Desarrollo Eléctrico 2025-2030?

¿Qué metas establece el Plan de Desarrollo Eléctrico 2025-2030?

¿Cuáles son los objetivos internacionales en generación limpia?

El país busca alcanzar un 38% de generación eléctrica limpia conforme a sus compromisos internacionales. Actualmente, entre enero y septiembre de 2025, el 77% de la generación depende de combustibles fósiles y el 23% corresponde a fuentes limpias.

El crecimiento anual de la demanda eléctrica se estima en 2.5% entre 2024 y 2038, un ritmo alineado con un crecimiento económico equivalente. Para cumplir las metas de expansión, el análisis destaca que el éxito dependerá de la claridad en los contratos, la agilidad del Estado para coordinar convocatorias de participación privada y la eficiencia operativa de las plantas.

¿Cuáles son los riesgos y ventajas para el sector energético?

El estudio señala riesgos sistémicos relacionados con la independencia judicial y el proceso de revisión del T-MEC, factores que pueden influir en el ambiente regulatorio y la certidumbre para inversiones de largo plazo.

Sin embargo, también identifica ventajas derivadas de la relación comercial con Estados Unidos, especialmente en un contexto de relocalización industrial que puede incrementar la demanda energética y abrir nuevas oportunidades para la transición a las energías limpias en México.

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