Peak Oil; Pico del petróleo, escasez de alimentos y colapso
Los peores escenarios se están manifestando, escasez de combustibles, encarecimiento de combustibles, apagones rotativos de electricidad, encarecimiento y desabasto de alimentos.
Edgar Ocampo Tellez
Desde hace más de 50 años, algunas personalidades dentro de la industria petrolera, vienen advirtiendo que llegará el momento en que la producción mundial de petróleo y gas no pueda continuar creciendo y después comenzará a desplomare. A este fenómeno se le denomina Peak Oil en inglés, o punto máximo de producción mundial de petróleo.
Bajo esta lógica, la producción mundial de petróleo llegará a una meseta que se mantendrá por un par de años para luego comenzar el irreversible desplome de la producción, que evidentemente, provocará una devastadora escasez de combustibles en todo el planeta, entre ellos la gasolina, el diésel y la turbosina para avión. Ese momento, al parecer, nos ha alcanzado según la alarmante advertencia sobre la crisis de combustibles que hizo el director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, en una entrevista para el Periódico alemán Der Spiegel.
Es importante señalar que la AIE se había caracterizado por negar, sistemáticamente durante décadas, la posibilidad de que ocurra el peak oil o punto máximo de producción mundial de petróleo, señalando que había suficiente petróleo en el planeta como para llegar tranquilos hasta el 2050. Y no sólo la AIE negó el Peak Oil, sino que la mayoría de los ejecutivos de las grandes petroleras internacionales, incluido altos funcionarios de PEMEX, como Gustavo Hernández y Juan Javier Hinojosa Puebla, ambos, ex directores de PEMEX Exploración y Producción (PEP). En los pasillos de las oficinas de PEMEX, el tema del Peak Oil siempre ha sido tabú, siempre lo negaron. Escuche decir tantas veces a los petroleros de PEMEX: no señor Ocampo, no tenemos de qué preocuparnos, solo es cuestión que nos den dinero y nosotros sacamos todo el petróleo que quieran.
Hoy, el tristemente célebre director de la AIE, en tono de pánico, señala que “se avecina una crisis peor que la que ocurrió en los años 70s, con una escasez de combustibles sin precedentes en la historia” y se comenzará a resentir este año. Birol al fin acepta algo que se ha venido advirtiendo desde hace décadas; la producción mundial de petróleo no podrá continuar creciendo y tendrá consecuencias dramáticas para toda la población del planeta, porque a pesar de que todo el público crea que las renovables ya nos resolvieron el problema, la realidad es que la humanidad sigue siendo adicta a los combustibles fósiles y continúa incrementando su consumo de petróleo y gas cada año.
Varias fueron las llamadas de alerta desde hace 50 años con respecto al agotamiento de la capacidad mundial de producción de petróleo, pero nadie quiso escuchar: La primera fue la del Geófísico de la petrolera Shell, Mr Marion King
Hubbert, quien desarrolló un método muy exacto para predecir el comportamiento de la producción petrolera de una región, de un país o del mundo entero. Hubbert predijo en 1956, con extraordinaria precisión, el pico de la producción de petróleo convencional de los Estados Unidos y, cual profeta, su profecía se cumplió; en 1970 la producción de petróleo de los Estados Unidos llegó a su pico y comenzó a desplomarse.
Algunos desorientados analistas afirman que la nueva producción del Shale a través del fracking en Estados Unidos ha desmantelado la teoría del Peak Oil de hubbert, porque la producción de Estados Unidos volvió a llegar por encima de los 10 millones de barriles diarios, superando su anterior pico. Sin embargo, la producción de Shale, a través de la técnica del fracking, ya alcanzó también su punto máximo de producción y comenzará a declinar pronto, a un ritmo más escalofriante que la del petróleo convencional. El fracking, al que los americanos llamaron la “Gran Revolución Energética”, resultó ser un efímero analgésico para la crisis energética que vamos a vivir.
La segunda advertencia fue la de los geólogos Colin Campbell y Jean Laherrere; el primero trabajó en las petroleras Texaco y BP, el segundo en la petrolera francesa Total, quienes escribieron juntos un artículo en la prestigiosa revista Scientific American en 1998, titulado “El Fin del Petróleo Barato”, en donde señalaban el grave problema del Peak Oil o pico del petróleo. Campbell y Laherrere fundaron la ASPO, Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo y el Gas. La ASPO tuvo auge entre el año 2000 y 2008 en muchos países, la ASPO tuvo sedes en España, México, Estados Unidos, Australia, Francia y el mensaje era siempre el mismo; el Peak Oil traería consecuencias muy graves para la humanidad entera si no se tomaban medidas preventivas a tiempo.
Después, hacia 2004, llegaría la tercera gran advertencia a través de dos altos funcionarios europeos; el primero, el ex ministro de Medio Ambiente de Inglaterra y miembro del parlamento, Michael Meacher, quien escribió en el Financial Times que “a falta de acuerdos planetarios en materia de energía la humanidad se enfrentará a la perturbación más aguda y más violenta de toda su historia” refiriéndose al grave impacto que tendrá el pico de producción mundial de petróleo sobre la producción mundial de alimentos; el segundo, el ex Ministro de Medio ambiente y Ordenamiento Territorial de Francia, Yves Cochet quien publicó un artículo demoledor en el prestigioso diario francés Le Monde sobre el fin de la capacidad de aumentar la producción mundial de petróleo. Estamos hablando de hace 18 años, y nadie quiso escuchar las advertencias de ambos funcionarios europeos.
En 2006, finalmente llegaron a México, las primeras advertencias sobre el pico de la producción mundial de petróleo en sendos artículos del Dr. Armando Páez, del Dr. Luca Ferrari, del Ing Geólogo Raúl González y de quien escribe este texto. Los cuatro, Páez, Ferrari, González y un servidor, fuimos los pioneros en México en advertir el fenómeno geológico del pico del petróleo y los cuatro fuimos descalificados y nos tomaron como catastrofistas y apocalípticos. Cabe señalar que el Ing. Raúl González fue Director de Exploración de Pemex, el único que se atrevió a hablar claro y abiertamente del Peak Oil.
En mi caso, escribí en 2006, en la revista de artes y ciencias “Elementos” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el artículo titulado “Encarecimiento
del petróleo: preludio del agotamiento” en donde señalé el grave problema que representa el pico del petróleo para la sociedad moderna y su sistema agroindustrial y continué escribiendo durante todos estos años en otras revistas y semanarios, advirtiendo siempre del grave problema del agotamiento de la producción mundial de petróleo.
Hoy al parecer se cumplen mis peores pesadillas, el Peak oil está en nuestras narices según advierte asustado el director de la AIE, ni la OPEP, ni los Estados Unidos, ni Rusia tienen más capacidad extra para aumentar su producción. En las semanas recientes hubo una reunión de urgencia entre el G7 y la OPEP para solicitar un aumento en la producción de petróleo de los países árabes, sin embargo, no se prevé un crecimiento importante. Los yacimientos de petróleo recientemente descubiertos en el mundo y que se están desarrollando no alcanzan a compensar la declinación de los viejos y enormes yacimientos que se descubrieron en el siglo pasado. México es un ejemplo de esta condición geológica. Cantarell es el mayor yacimiento de México, hoy no produce nada, pero en 2004 producía 2 millones de barriles diarios. Ningún yacimiento descubierto recientemente en México ha podido reemplazar esa enorme producción, situación que advertí en marzo de 2006, en un artículo titulado “El Cenit del Petróleo de México” en la revista Energía a Debate. Fue el primer artículo, en una revista mexicana, en donde se advirtió el declive de la producción de petróleo de México.
Pero el problema fundamental no es que la producción mundial de petróleo comience a desplomarse, sino las consecuencias que tendrá para la humanidad, principalmente en el sistema agroalimentario industrial. La humanidad le confió al petróleo, desde 1960, toda su habilidad para producir alimentos. El sistema agroalimentario mundial es una máquina que transforma las calorías del petróleo y del gas en calorías de alimentos, según algunas fuentes científicas se requieren 10 calorías de petróleo para producir una sola caloría de alimento.
Para poder cultivar cualquier cereal o grano, lo primero que debe ocurrir es que un tractor tenga diésel en su tanque para poder arar la tierra y para que ese cereal pueda llegar hasta los hogares se requiere que el tanque de un enorme camión tenga diésel. Es decir, todas las etapas en la producción de alimentos requieren de petróleo y gas natural, sin excepción. Combustibles, fertilizantes, pesticidas e insecticidas requieren del petróleo y el gas para poder ser procesados, almacenados, suministrados y vertidos en los cultivos y después, se requieren cantidades colosales de combustible para que los alimentos lleguen a los grandes centros de consumo. La alimentación mundial es precariamente dependiente a los combustibles derivados del petróleo.
El diésel agrícola y los fertilizantes comenzaron a encarecerse desde noviembre de 2021, derivado de los problemas de abasto de gas natural y de petróleo hacia los centros mundiales de producción de fertilizantes y de combustibles. Los exorbitantes precios de los fertilizantes y del diesel impactaron el ritmo del inicio de la siembra 2022 en todo el mundo, provocando que todas las regiones productoras de cereales del planeta ya acusen una cosecha extraordinariamente pobre para finales del año 2022. Es tan grave la situación que la portada de la prestigiosa revista “The Economist” versa “The Comming Food Catastrophe”, es decir, la catástrofe alimentaria que se acerca, inclusive el Banco Central de Inglaterra ya advirtió de “una escasez apocalíptica de alimentos”.
El pico máximo de producción de petróleo y gas llegó a nosotros y los gobiernos de algunos países están comenzando a implementar medidas restrictivas para la seguridad alimentaria de su población; Malasia acaba de prohibir la exportación de carne de pollo, India acaba de prohibir la exportación de trigo, una de las compañías agrícolas más grandes de Brasil reducirá a una cuarta parte el uso de fertilizantes este año y otros países productores están imponiendo cuotas a las exportaciones agrícolas.
Es evidente el colapso del sistema agroalimentario mundial que nos alimenta y será muy rápido, tomando a la población totalmente desprevenida. México es particularmente dependiente a las importaciones de varios granos y cereales. Nos acercamos a momentos inciertos en los que será muy difícil tomar medidas paliativas y es muy probable que entremos en el caos, el hambre y la rapiña.
Después de más de 15 años de estar advirtiendo en diferentes foros sobre el colapso que va a provocar el pico del petróleo, sin que nadie lo tomara en serio, mis peores pesadillas se hacen realidad, los peores escenarios se están manifestando, escasez de combustibles, encarecimiento de combustibles, apagones rotativos de electricidad, encarecimiento y desabasto de alimentos. Nos quedan pocos meses de estabilidad social, la navidad de 2022 será particularmente difícil para muchas naciones y, ojalá me equivoque, para México también.
Edgar Ocampo Tellez