Exploración de petróleo y gas de alto impacto podría reducir las emisiones mundiales un 6% en 2030, según Wood Mackenzie
La exploración de petróleo y gas podría desempeñar un papel clave en la reducción de las emisiones globales de carbono, según el informe “Horizons” de Wood Mackenzie. A pesar de una caída significativa en la inversión en este sector en los últimos años, la empresa consultora destaca que la exploración sigue siendo esencial para alcanzar metas de descarbonización y asegurar un suministro de energía asequible y limpio.
La inversión en la exploración de petróleo y gas ha disminuido dos tercios en la última década. Sin embargo, el informe de Wood Mackenzie subraya que el sector sigue siendo crucial en los esfuerzos para descarbonizar el suministro de energía mundial y en la transición energética global. A pesar de que el mundo cuenta con recursos suficientes, con alrededor de 3 billones de barriles equivalentes de petróleo (BEP) disponibles, la exploración de nuevos yacimientos sigue siendo necesaria.
Andrew Latham, uno de los analistas de Wood Mackenzie, comentó que, aunque la demanda de petróleo y gas no aumenta ni disminuye con el éxito de la exploración, los nuevos yacimientos ayudan a reducir la intensidad de carbono y el costo de producción. Esto, a su vez, beneficia tanto a los consumidores como a los propietarios de los recursos.
Uno de los hallazgos más importantes del informe es que la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas puede ser más eficiente en términos de reducción de emisiones que limpiar los yacimientos existentes. Los nuevos yacimientos tienden a ser más limpios gracias a las tecnologías avanzadas de descarbonización y a un mejor rendimiento de las instalaciones de producción.
El informe revela que la intensidad media de las emisiones de alcance 1 y 2, que se refieren a las emisiones generadas durante la extracción y el refinado, será de 17 kg de CO2e/bpe de 2025 a 2030 en los nuevos yacimientos. Esto contrasta con las emisiones de los yacimientos maduros, que actualmente alcanzan los 28 kg de CO2e/bpe. Si estos nuevos yacimientos reemplazan a los más antiguos, se estima que las emisiones globales de alcance 1 y 2 se reducirán en un 6% para 2030, lo que equivale a una disminución de 100 millones de toneladas de CO2e por año.
El informe también resalta que la exploración ha demostrado ser una de las formas más económicas de rejuvenecer la cartera de activos de las empresas petroleras. Con costos de exploración relativamente bajos, los nuevos yacimientos se valoran mucho más que su costo de descubrimiento, generando una creación de valor neto de más de 160.000 millones de dólares desde 2015. La rentabilidad ha sido notable, con una rentabilidad promedio del 15% en el ciclo completo desde 2015, superando el costo de los pozos perforados y las fusiones y adquisiciones.
Otro aspecto clave del informe es la exploración en cuencas fronterizas y aguas profundas, donde existen grandes recursos aún sin explotar. Las perforaciones en estas áreas ofrecen una mayor cantidad de petróleo y gas por pozo, lo que aumenta la eficacia de la exploración. Los pozos en aguas profundas, en particular, tienen una menor intensidad de emisiones que los pozos en plataformas y en tierra firme, lo que los hace aún más atractivos desde el punto de vista ambiental.
Wood Mackenzie señala que las cuencas de aguas profundas aún no han sido perforadas en su totalidad, lo que representa una gran oportunidad para las empresas petroleras. De hecho, las grandes petroleras ya poseen casi el 70% de su superficie neta en aguas profundas y dedican una gran parte de su gasto en exploración a estas zonas.
A pesar de las oportunidades significativas que presenta la exploración de nuevos yacimientos, también enfrenta una barrera importante: la percepción negativa sobre el impacto climático de la actividad. Latham destacó que, aunque la exploración es vista como perjudicial para el clima por muchos, en realidad tiene el potencial de descarbonizar el suministro de petróleo y gas mediante el uso de tecnologías más limpias. Sin embargo, esta percepción podría dificultar el acceso a nuevas oportunidades y la capacidad de atraer talento al sector.
A pesar de los desafíos, el informe de Wood Mackenzie subraya que la exploración de petróleo y gas sigue siendo un componente esencial en la transición energética global. Con un enfoque en nuevos yacimientos más limpios y tecnologías de descarbonización, la exploración no solo puede reducir las emisiones de carbono, sino también garantizar un suministro de energía más accesible y eficiente en los próximos años.