La estatal mexicana designó a un nuevo responsable operativo durante las festividades, en medio de los retos de producción y consolidación técnica.

Un movimiento clave para la producción nacional

Durante la cena de Nochebuena, Petróleos Mexicanos (PEMEX) formalizó un nuevo nombramiento en PEMEX que redefine temporalmente la estructura de su área productiva más estratégica. El director general, Víctor Rodríguez Padilla, nombró al ingeniero Octavio Barrera Torres como suplente por ausencia del titular de la Dirección de Exploración y Extracción (DEE), ocupando el lugar que dejó Ángel Cid Munguía tras tres años de gestión.

El oficio DG‑145‑2025, emitido el 24 de diciembre, detalla que Barrera ejercerá plenamente las responsabilidades institucionales de la dirección conforme al Estatuto Orgánico de Pemex, hasta que se designe de manera definitiva a un nuevo titular.

Ante los retos de sostenibilidad y autosuficiencia

El nuevo nombramiento en PEMEX llega en un momento crucial. La empresa intenta mantener la producción nacional en torno a 1.8 millones de barriles diarios, estabilizar los niveles de extracción y compensar el agotamiento de campos maduros. Paralelamente, busca mayor productividad en nuevos yacimientos como Quesqui, Ixachi y Maloob, considerados prioritarios en la estrategia energética federal.

Según fuentes internas, Barrera Torres —ingeniero en electrónica con más de 25 años de trayectoria en la empresa— ha sido pieza clave en proyectos de ingeniería y diseño de infraestructura productiva. Su gestión previa como subdirector de Diseño, Ingeniería y Ejecución de Proyectos garantiza continuidad técnica en áreas críticas.

Experiencia y retos de Octavio Barrera Torres

Barrera ha encabezado equipos especializados en perforación terrestre y marítima, así como en la implementación de sistemas de control y eficiencia operativa. Diversos análisis sectoriales destacan que su perfil combina conocimiento técnico y visión estratégica, asegurando que las operaciones de Pemex Exploración y Producción mantengan sus cronogramas sin interrupciones.

La figura de “suplente por ausencia”, prevista en el Estatuto Orgánico, otorga al directivo plenas facultades de gestión y firmes atribuciones para supervisar contratos, fijar metas operativas y coordinar la planeación de corto plazo. Analistas consideran que esta medida da flexibilidad al equipo de Víctor Rodríguez Padilla y fortalece la gobernanza interna.

Decisión con simbolismo institucional

El anuncio —hecho en plena Nochebuena— generó comentarios entre observadores del sector petrolero. Otras fuentes interpretan el acto como una confirmación del orden institucional y de la confianza en mandos técnicos dentro del nuevo liderazgo de Pemex.

En su mensaje oficial, Rodríguez Padilla exhortó al funcionario designado a actuar “con disciplina, honradez y lealtad institucional”. Añadió que la petrolera “mantendrá su compromiso con la eficiencia, transparencia y seguridad industrial” y continuará revisando estructuras internas para elevar la rentabilidad operativa.

El Director General de Pemex, Dr. Víctor Rodríguez Padilla, designó como suplente por ausencia de la Dirección de Exploración y Extracción al Ing. Octavio Barrera Torres, quien se desempeñaba como subdirector de Diseño, Ingeniería y Ejecución de Proyectos de la misma dirección.… pic.twitter.com/UrNELGtD8D

— Petróleos Mexicanos (@Pemex) December 24, 2025

Expectativas para 2026

Entre las prioridades de Barrera Torres figura supervisar los proyectos de desarrollo de nuevos pozos en Tabasco y Campeche, además de coordinar la estrategia de recuperación de crudo y gas. La meta, según documentos internos de Pemex, es alcanzar estabilidad productiva durante 2026 y afianzar el equilibrio operativo entre las divisiones de exploración y refinación.

Este nuevo nombramiento en PEMEX representa una apuesta por preservar la continuidad técnica en plena transición ejecutiva. Su desempeño será clave para definir el rumbo del portafolio de producción nacional y fortalecer la soberanía energética.

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El abordaje del buque petrolero Centuries por parte de la Guardia Costera de Estados Unidos generó un conflicto diplomático tras realizarse en aguas internacionales cerca de Venezuela. La Casa Blanca aseguró que la operación cumplió con la legalidad, a pesar de que el navío no forma parte de la lista de embarcaciones sancionadas por el Departamento del Tesoro.

¿Por qué ocurrió el abordaje en el petrolero Centuries?

La Casa Blanca afirmó que el petrolero transportaba petróleo venezolano sujeto a sanciones internacionales impuestas a la empresa estatal Petróleos de Venezuela. De acuerdo con la versión oficial del gobierno estadounidense, la embarcación operaba como parte de una red vinculada al traslado ilícito de crudo.

Autoridades estadounidenses señalaron que el buque usaba una “falsa bandera” y que estaría involucrado en actividades irregulares relacionadas con el comercio petrolero. Esta postura fue publicada en respuesta a análisis periodísticos que cuestionaron el sustento legal del operativo.

¿Quién es el propietario del buque y cuál era su destino?

El navío pertenece a un comerciante radicado en China, de acuerdo con reportes difundidos por un medio estadounidense. Dichos reportes indicaron que la embarcación traslada petróleo desde Venezuela a refinerías ubicadas en territorio chino.

El buque navega bajo bandera panameña y difiere del caso del petrolero Skipper, que fue abordado por Estados Unidos el 10 de diciembre. Este último sí figuraba entre las embarcaciones sancionadas por el Departamento del Tesoro y navegaba con una bandera falsificada.

¿Quién es el propietario del buque y cuál era su destino?

¿Cómo justificó Estados Unidos el abordaje del buque petrolero Centuries?

La operación se realizó sin orden de registro, lo que generó dudas sobre su fundamento legal. No obstante, fuentes estadounidenses señalaron que la acción se respalda en una norma marítima internacional conocida como derecho de visita.

De acuerdo con esta disposición, un buque de guerra puede realizar inspecciones si existe sospecha de actividades ilegales. Esta explicación se presentó ante señalamientos sobre el uso indebido de autoridad en aguas internacionales.

La Casa Blanca mantuvo su postura y aseguró que el procedimiento se ajustó al marco legal aplicable. En este contexto, el abordaje del buque petrolero Centuries sigue en evaluación jurídica y política debido a su impacto internacional.

¿Cómo reaccionó el gobierno de Venezuela tras la intervención?

El gobierno venezolano condenó el operativo y lo calificó como un secuestro, acompañado del robo de activos y de la desaparición forzada de la tripulación. Esta postura fue difundida mediante un comunicado oficial dirigido a Estados Unidos.

Las autoridades venezolanas catalogaron el hecho como piratería y denunciaron la violación de normas de derecho internacional. Además, anunciaron que presentarán denuncias ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y otras instancias internacionales.

¿Cuál es la postura del gobierno chino ante el incidente?

Un portavoz de la embajada china en Estados Unidos manifestó que no contaba con información adicional sobre el abordaje. También recordó que su gobierno se opone a las sanciones unilaterales y a disposiciones que considera contrarias al derecho internacional.

De acuerdo con la embajada, Venezuela mantiene el derecho a establecer relaciones de cooperación con otros países. Esta postura se hizo pública tras la controversia generada por el abordaje del buque petrolero Centuries.

Washington intercepta otro buque frente a Venezuela y consolida un patrón de interdicciones que ya preocupa a gobiernos y mercados energéticos. Fuentes oficiales estadounidenses confirmaron que fuerzas de ese país están “interdictando y confiscando” una embarcación en aguas internacionales cercanas a Venezuela, en una operación liderada por la Guardia Costera con apoyo militar. Se trata del segundo buque detenido en la zona en menos de dos semanas, después de la captura del petrolero sancionado Skipper el pasado 10 de diciembre, en una acción justificada por Washington como aplicación de sanciones a la red petrolera venezolana.​

La operación se inscribe en la campaña anunciada por Donald Trump para impedir el tránsito de buques vinculados al comercio de crudo venezolano, en un esfuerzo por cortar fuentes de ingreso al gobierno de Nicolás Maduro. La interdicción se realiza en medio de un despliegue inusual de medios navales estadounidenses en el Caribe, que incluye al portaaviones USS Gerald R. Ford y varios buques escolta, lo que ha sido leído como una señal de presión militar y política ampliada.​

Bloqueo de facto al petróleo venezolano

Washington intercepta otro buque frente a Venezuela mientras crecen las denuncias de que se configura un bloqueo de facto al petróleo del país sudamericano. Tras la captura del Skipper, un gran petrolero sancionado por sus vínculos previos con Irán, funcionarios estadounidenses reconocieron que, en los hechos, se ha instalado un embargo marítimo: varias embarcaciones cargadas con crudo venezolano permanecen inmovilizadas en aguas cercanas al país para evitar el riesgo de ser incautadas por las autoridades de Estados Unidos. El Skipper habría zarpado del terminal de Jose con más de un millón de barriles de crudo pesado y estaba bajo sanciones desde 2022, lo que lo convirtió en blanco prioritario de la campaña de presión.​

Mientras tanto, otra nave sancionada, identificada como Hyperion y registrada bajo bandera de Gambia, fue rastreada entrando a aguas venezolanas pese a la amenaza de un “bloqueo total y completo” contra los buques que transporten petróleo venezolano, emitida por Trump. Aunque algunas compañías, como Chevron, mantienen permisos específicos para mover crudo venezolano en el marco de licencias limitadas, la presión se ha trasladado a los transportistas y a las rutas marítimas que sostienen la economía de Caracas, generando incertidumbre sobre futuros envíos.​

Escalada militar y amenaza de ataques en tierra

La ofensiva marítima forma parte de una estrategia más amplia, que incluye ataques a presuntos barcos de narcotráfico en el Caribe y frente a la costa venezolana, presentada por Trump como una extensión de la “guerra” contra los cárteles. Desde septiembre se han registrado al menos 28 ataques contra embarcaciones acusadas de transportar drogas, con un saldo de más de cien muertos, en operaciones que mezclan dispositivos navales, aeronaves y fuerzas especiales en mar abierto.​

En paralelo, el mandatario ha amenazado con autorizar “golpes en tierra” contra objetivos vinculados al narcotráfico o a la estructura de poder de Maduro, lo que alimenta los temores de una confrontación directa con Venezuela. Autoridades venezolanas califican la captura de buques petroleros como “acto de piratería” y “robo a mano armada” en alta mar, y han advertido que acudirán a instancias internacionales para denunciar lo que consideran una violación del derecho marítimo y de su soberanía económica.​

Reacción de Caracas y reacomodo regional

El gobierno venezolano sostiene que estas operaciones buscan asfixiar aún más una economía debilitada por años de sanciones y caída en la producción de hidrocarburos, dificultando tanto las exportaciones como la obtención de divisas. En respuesta al aumento de interdicciones, la Armada venezolana ha comenzado a escoltar algunas embarcaciones que cargan petróleo en sus puertos, en abierto desafío al “bloqueo” anunciado desde Washington y como intento de disuasión frente a futuras incautaciones.​

Gobiernos y analistas de la región advierten que el patrón de interceptar buques —tanto sancionados como no sancionados, pero que transportan crudo venezolano— puede sentar un precedente delicado para el comercio marítimo global y para la seguridad jurídica de navieras y aseguradoras. También alertan sobre el impacto en países que dependen del petróleo venezolano, así como en la estabilidad de rutas por donde circulan mercancías, combustibles e incluso migrantes que huyen de la crisis y pueden quedar atrapados en medio de esta nueva disputa marítima.​

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