Petróleo
Amexhi mantiene meta de producción petrolera para 2024
Las empresas petroleras privadas que operan en México mantienen su meta de producción de crudo en 280,000 barriles diarios para finales de 2024, a pesar de que en el año en curso la actividad de la industria ha tenido un rezago principalmente debido a la pandemia por el COVID-19 y la caída del precio internacional del energético, dijo la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (AMEXHI).
“En este momento podemos decir que mantenemos la meta de producción para finales de 2024 que teníamos hace un año de 280,000 barriles diarios, lo vemos muy factible y no vemos ningún cambio de acuerdo con lo que hemos estado compilando con las diferentes empresas que participan en este ramo”, aseguró Juan Manuel Delgado Amador, presidente de la Asociación.
Al participar en el foro virtual “Redoblamos esfuerzos. Retos y resultados de los contratos petroleros 2020”, organizado por el Senado de la República junto con la AMEXHI, Delgado Amador expuso los avances que han tenido las operadoras privadas a pesar de las condiciones adversas que se han presentado en 2020.
Destacó que de 2017 a 2020 se han realizado por parte de las empresas privadas 10 descubrimientos petroleros, de los cuales 6 se hicieron en este año, pudiendo estos últimos representar recursos por más de 1,800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
“Los contratistas han realizado descubrimientos muy importantes en aguas someras, como es el caso del campo Sáasken; en aguas profundas del Golfo de México, en los campos Polok y Chinwol, y en tierra el campo Treviño”, refirió el también country manager de Wntershall DEA, quien subrayó que este ha sido el año con mayor número de descubrimientos.
También resaltó que la inversión aprobada por parte de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) se incrementó en 315 millones de dólares durante el periodo de la pandemia, es decir, de marzo a septiembre de este año, al pasar de los 40,412 millones de dólares (mdd) al cierre del primer trimestre, a los 40,727 mdd al tercer periodo del año.
En este mismo renglón, detalló que igualmente al tercer trimestre del año se presentó un incremento de 35% en las inversiones respecto al mismo periodo de 2019, alcanzando una inversión ejecutada de 15,000 mdd.
En cuanto a los beneficios al Estado mexicano, Delgado Amador apuntó que a julio de 2020, la industria ha pagado por concepto de Impuesto por la Actividad de Exploración de Hidrocarburos un monto aproximado por los 290 mdd y unos 187 mdd por Cuota Contractual de la fase exploratoria.
Respecto a las reservas derivadas de los contratos, el presidente de la AMEXHI comentó que de 2019 a 2020 se incrementaron en 29%, 43% y 39% las reservas 1P, 2P y 3P, respectivamente.
Por su parte, Alma América Porres Luna, comisionada de la CNH, explicó que a pesar de la contingencia por el coronavirus, la operación de la industria no se ha detenido.
“Si bien la contingencia sanitaria ha hecho que se desfasen muchas de las actividades consideradas en muchos de los planes, la operación no se ha detenido, si tenemos en cuenta que en los últimos contratos de las rondas de licitación que se firmaron de 2018 a la fecha, se ha ejercido ya aproximadamente el 50% de la inversión aprobada dentro de los planes de exploración”, dijo la especialista, quien agregó que también se ha registrado el mismo porcentaje de avance en el caso de las asignaciones de Petróleos Mexicanos.
Comentó que en extracción, se han obtenido alrededor de 120,000 barriles diarios de petróleo y 240 millones de pies cúbicos de gas, lo que representa 7% y 6% respectivamente de la producción nacional.
En la parte política, la senadora Indira Kempis Martínez, integrante de la Comisión de Energía del Senado, se pronunció en contra de la actual política energética del gobierno federal hacia la industria privada de los hidrocarburos.
“No podemos caer en dicotomías, en poner contra la pared al sector”, expresó la legisladora nuevoleonense del partido Movimiento Ciudadano.
“Esto que se ha dado últimamente entre las instituciones de Energía en los procesos que se han llevado al poder judicial, no deberían de ser en un país que hace una apuesta importante en este momento, aquí y ahora, en salir avante de la crisis”, añadió en su participación en el foro.
Mientras tanto, su compañera de Comisión, la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz del Partido Acción Nacional (PAN), enfatizó que los procesos de la industria petrolera son largos, por lo que frenarlos, como lo está haciendo la actual administración federal, tendrá consecuencias negativas para el país también a largo plazo, dijo en referencia a la cancelación de las rondas petroleras.
“Las etapas de hidrocarburos son etapas largas. Es no entender que estos procesos de exploración son largos, lentos, y los resultados serán a largo plazo. Pero también los desastres se verán a largo plazo”, advirtió la panista.
“Las consecuencias no las verá este gobierno, las veremos en el futuro. La inversión del sector privado es indispensable, en el tema de los hidrocarburos, como en las energías limpias”, agregó.
Con información de Imagen Radio
Petróleo
Washington intercepta otro buque frente a Venezuela

Washington intercepta otro buque frente a Venezuela y consolida un patrón de interdicciones que ya preocupa a gobiernos y mercados energéticos. Fuentes oficiales estadounidenses confirmaron que fuerzas de ese país están “interdictando y confiscando” una embarcación en aguas internacionales cercanas a Venezuela, en una operación liderada por la Guardia Costera con apoyo militar. Se trata del segundo buque detenido en la zona en menos de dos semanas, después de la captura del petrolero sancionado Skipper el pasado 10 de diciembre, en una acción justificada por Washington como aplicación de sanciones a la red petrolera venezolana.
La operación se inscribe en la campaña anunciada por Donald Trump para impedir el tránsito de buques vinculados al comercio de crudo venezolano, en un esfuerzo por cortar fuentes de ingreso al gobierno de Nicolás Maduro. La interdicción se realiza en medio de un despliegue inusual de medios navales estadounidenses en el Caribe, que incluye al portaaviones USS Gerald R. Ford y varios buques escolta, lo que ha sido leído como una señal de presión militar y política ampliada.
Bloqueo de facto al petróleo venezolano
Washington intercepta otro buque frente a Venezuela mientras crecen las denuncias de que se configura un bloqueo de facto al petróleo del país sudamericano. Tras la captura del Skipper, un gran petrolero sancionado por sus vínculos previos con Irán, funcionarios estadounidenses reconocieron que, en los hechos, se ha instalado un embargo marítimo: varias embarcaciones cargadas con crudo venezolano permanecen inmovilizadas en aguas cercanas al país para evitar el riesgo de ser incautadas por las autoridades de Estados Unidos. El Skipper habría zarpado del terminal de Jose con más de un millón de barriles de crudo pesado y estaba bajo sanciones desde 2022, lo que lo convirtió en blanco prioritario de la campaña de presión.
Mientras tanto, otra nave sancionada, identificada como Hyperion y registrada bajo bandera de Gambia, fue rastreada entrando a aguas venezolanas pese a la amenaza de un “bloqueo total y completo” contra los buques que transporten petróleo venezolano, emitida por Trump. Aunque algunas compañías, como Chevron, mantienen permisos específicos para mover crudo venezolano en el marco de licencias limitadas, la presión se ha trasladado a los transportistas y a las rutas marítimas que sostienen la economía de Caracas, generando incertidumbre sobre futuros envíos.
Escalada militar y amenaza de ataques en tierra
La ofensiva marítima forma parte de una estrategia más amplia, que incluye ataques a presuntos barcos de narcotráfico en el Caribe y frente a la costa venezolana, presentada por Trump como una extensión de la “guerra” contra los cárteles. Desde septiembre se han registrado al menos 28 ataques contra embarcaciones acusadas de transportar drogas, con un saldo de más de cien muertos, en operaciones que mezclan dispositivos navales, aeronaves y fuerzas especiales en mar abierto.
En paralelo, el mandatario ha amenazado con autorizar “golpes en tierra” contra objetivos vinculados al narcotráfico o a la estructura de poder de Maduro, lo que alimenta los temores de una confrontación directa con Venezuela. Autoridades venezolanas califican la captura de buques petroleros como “acto de piratería” y “robo a mano armada” en alta mar, y han advertido que acudirán a instancias internacionales para denunciar lo que consideran una violación del derecho marítimo y de su soberanía económica.
Reacción de Caracas y reacomodo regional
El gobierno venezolano sostiene que estas operaciones buscan asfixiar aún más una economía debilitada por años de sanciones y caída en la producción de hidrocarburos, dificultando tanto las exportaciones como la obtención de divisas. En respuesta al aumento de interdicciones, la Armada venezolana ha comenzado a escoltar algunas embarcaciones que cargan petróleo en sus puertos, en abierto desafío al “bloqueo” anunciado desde Washington y como intento de disuasión frente a futuras incautaciones.
Gobiernos y analistas de la región advierten que el patrón de interceptar buques —tanto sancionados como no sancionados, pero que transportan crudo venezolano— puede sentar un precedente delicado para el comercio marítimo global y para la seguridad jurídica de navieras y aseguradoras. También alertan sobre el impacto en países que dependen del petróleo venezolano, así como en la estabilidad de rutas por donde circulan mercancías, combustibles e incluso migrantes que huyen de la crisis y pueden quedar atrapados en medio de esta nueva disputa marítima.
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Petróleo
PEMEX anuncia mayor inversión física para cerrar 2025

PEMEX anuncia mayor inversión física para cerrar 2025 con un impulso adicional de recursos y la mira puesta en estabilizar su producción de hidrocarburos. La petrolera combina presupuesto público y financiamiento estructurado para sostener su hoja de ruta al 2035.
PEMEX anuncia mayor inversión física
PEMEX anuncia mayor inversión física al reportar que, además de su presupuesto ordinario, prevé inyectar 120 mil millones de pesos extra durante diciembre de 2025 mediante un esquema de financiamiento coordinado con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y Banobras. Con ello, la empresa busca cerrar el año con una inversión total cercana a 395 mil millones de pesos, orientada principalmente a infraestructura de hidrocarburos, mantenimiento de activos estratégicos y proyectos de producción.
De enero al 30 de noviembre, Petróleos Mexicanos (PEMEX) ejerció 205 mil millones de pesos de inversión física presupuestal, en línea con lo autorizado por la Cámara de Diputados, mientras que el Programa de Financiamiento de Inversión 2025 suma otros 190 mil millones de pesos entre septiembre y diciembre, incluyendo los 120 mil millones previstos para el último mes del año. Este diseño le permite a la empresa petrolera ampliar su margen de acción sin modificar formalmente el techo de inversión aprobado en el Presupuesto de Egresos.
Cómo opera el Programa de Financiamiento
El Programa de Financiamiento de Inversión 2025 fue concebido para robustecer la capacidad de gasto de capital de la compañía a través de un esquema de financiamiento estructurado donde Hacienda mantiene el control macro de deuda y riesgos, mientras Banobras funge como pieza clave en la canalización de recursos a proyectos productivos. Los fondos se dirigen a eslabones críticos de la cadena de valor de los hidrocarburos: exploración y producción, logística, refinación y mantenimiento de instalaciones, con el objetivo declarado de garantizar continuidad operativa y una planeación financiera de largo plazo.
De acuerdo con la narrativa oficial, el mecanismo permite acelerar pagos de inversión física y ejecución de obras en un contexto de presiones financieras y madurez de campos, presentándolo como inversión productiva más que como gasto corriente. Sin embargo, analistas y organismos independientes advierten que el verdadero reto para la empresa será transformar este volumen de recursos en incrementos sostenibles de producción y flujo de efectivo, en un mercado donde la competencia y la transición energética avanzan con rapidez.
PEMEX anuncia mayor inversión física rumbo a 2026
PEMEX anuncia mayor inversión física también para 2026, año en el que la petrolera prevé elevar su inversión física presupuestal en 17.7% respecto de 2025, hasta rondar los 240 mil millones de pesos. A esta cifra se sumaría un nuevo tramo de recursos financiados, estimado en alrededor de 60 mil millones de pesos durante el primer trimestre de 2026, con la intención de asegurar la continuidad de proyectos estratégicos y evitar paros o retrasos en obras clave.
La estrategia apunta a consolidar proyectos de exploración y producción en campos maduros y nuevos desarrollos, donde destacan Trión y Zama como piezas centrales para la plataforma de crudo y condensados en el mediano plazo. Al mismo tiempo, se anticipa mantener inversiones relevantes en logística y refinación, lo que incluye mantenimiento en refinerías y sistemas de transporte, alineado con los objetivos de seguridad energética del actual gobierno.
Producción, Zama y el Plan Estratégico 2025–2035
Con este reforzamiento de recursos, Pemex sostiene la meta de producir en promedio 1.8 millones de barriles diarios de crudo, tal como se establece en su Plan Estratégico 2025–2035. El documento traza una ruta para estabilizar la producción de hidrocarburos líquidos a partir de la combinación de campos maduros, reactivación de activos existentes y la entrada en operación plena de proyectos como Zama, considerado uno de los descubrimientos más importantes de los últimos años en aguas someras mexicanas.
El Plan Estratégico 2025–2035 también alinea la estrategia de inversión con los objetivos de competitividad, reducción de riesgos financieros y adaptación paulatina a un entorno de transición energética, en el que la empresa debe mejorar su desempeño económico sin perder su papel como eje de la política energética nacional. Para el gobierno federal, la combinación de inversión presupuestal e inversión financiada constituye un instrumento para mantener a Pemex como palanca de desarrollo y garante de la seguridad energética en el horizonte de la próxima década.
Al cierre, esta nueva ola de recursos y proyectos coloca a la petrolera en una fase decisiva: o convierte la inversión en producción rentable y sostenida o seguirá enfrentando cuestionamientos sobre su viabilidad financiera en el largo plazo.
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Petróleo
Washington confisca combustible a Cuba

El decomiso del superpetrolero venezolano Skipper, con más de un millón de barriles de crudo con destino a la isla, es ya en el símbolo más reciente de la estrategia de presión de Estados Unidos sobre Caracas y La Habana. Washington confisca combustible a Cuba.
Washington confisca combustible a Cuba: el caso del Skipper
La maniobra, Washington confisca combustible a Cuba que transportaba el buque Skipper, que quedó bajo control de fuerzas estadounidenses frente a las costas de Venezuela. Según reportes internacionales, la nave formaba parte de una red de suministro que, desde hace años, sostiene una porción clave del consumo de combustible de la isla.
En el marco de los acuerdos energéticos entre Caracas y La Habana. Washington argumenta que el petrolero tiene sanciones y está vinculado a esquemas ilícitos de transporte de crudo. Por dicha razón, su carga se confiscó y se redirigió a puertos estadounidenses. La operación se presenta como un “golpe ejemplar” a las finanzas venezolanas y al apoyo energético a Cuba. Hay diversos analistas advirtiendo el porqué de Washington confisca combustible a Cuba como parte de una estrategia de máxima presión sostenida.
Reacción de La Habana y acusaciones de “piratería”
En Cuba, la respuesta oficial resultó inmediata. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, a través de comunicados y declaraciones, calificó el decomiso como un “acto de piratería” y un nuevo capítulo de la “guerra económica” contra la isla. Desde el Palacio de la Revolución, Miguel Díaz-Canel habló de “terrorismo marítimo” y subrayó que la operación afecta directamente un sistema energético ya deteriorado, marcado por apagones prolongados, escasez de combustible y un transporte público al límite.
Para el gobierno cubano, la confiscación no solo refuerza el cerco económico, sienta un precedente peligroso: una potencia se arroga la facultad de interrumpir el flujo de recursos entre países en aguas internacionales.
Venezuela y la disputa por la soberanía energética
En Caracas, el discurso es igual de crítico. Autoridades venezolanas han denunciado que el Skipper transportaba petróleo dentro de un marco de acuerdos soberanos con Cuba y que el cargamento no se dirigía al mercado estadounidense. Entonces, la operación es extensión extraterritorial del poder de Washington sobre las rutas marítimas regionales. Esto impacta directamente la capacidad de exportación de Venezuela.
Voces especializadas alertan de que el decomiso del buque puede disuadir a navieras y aseguradoras de participar en futuros envíos de crudo hacia la isla, encareciendo costos y elevando riesgos en cada operación. En un momento en que Venezuela busca recomponer su industria petrolera, la acción se lee como un mensaje directo a cualquier actor que mantenga vínculos con su sector energético.
Impacto en la población cubana y el tablero regional
Más allá de la disputa diplomática, el golpe se siente con fuerza en la vida cotidiana cubana. Cada envío perdido significaría menos margen para generar electricidad, abastecer el transporte y sostener la actividad productiva en medio de una crisis económica prolongada. La dependencia estructural del petróleo venezolano convierte la confiscación del Skipper en un eslabón más de una cadena de vulnerabilidades que ya se traducen en largas jornadas sin luz y en una movilidad interna cada vez más precaria.
En el ámbito regional, la medida refleja la política de Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump. Aplica un doble rasero: mientras se estrangula el flujo de crudo hacia La Habana, otros aliados con cuestionados historiales democráticos operan sin temor a que sus buques sean detenidos en alta mar.
Para críticos de la estrategia estadounidense, el caso del Skipper confirma que el pulso por el control energético del Caribe se libra también en los corredores marítimos donde se define quién puede, y quién no, mover su petróleo.
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