Energías intermitentes no deben limitarse: analistas
Luego del incidente que dejó sin energía eléctrica a la cuarta parte de los usuarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) hace una semana, el director general de la estatal eléctrica, Manuel Bartlett, señaló junto con la alta dirección de la empresa que el hecho de haber llegado a una participación máxima histórica de 28.13% de energías renovables en el sistema en ese momento provocó la fragilidad que llegó a tal magnitud. Sin embargo, es la falta de inversión en infraestructura y no la diversificación que además es una obligación del país lo que pone en vilo a la red eléctrica nacional, afirman expertos.
Arturo Carranza, experto del sector energético mexicano, explicó a El Economista que las fuentes renovables, particularmente eólica y fotovoltaica, son necesarias para garantizar un suministro eficiente. Así se determinó en el Acuerdo de París y la Ley e Transición Energética que obligan a una participación de 35% de energía limpia, es decir, que no genera emisiones de dióxido de carbono e incluye tecnologías como la geotermia, biomasa, hidoreléctrica y energía nuclear, además de fotovoltaica y eólica, al 2024. Pero esto, desde luego, tiene que estar sincronizado con los esfuerzos de garantizar una generación eficiente y confiable.
“Desde mi punto de vista, en la medida en que exista el mantenimiento y la ampliación oportuna de las redes de transmisión y distribución, habrá más seguridad y confiabilidad en el sistema eléctrico nacional”, dijo, “una de las lecciones más importantes de lo sucedido la semana pasada es la necesidad de continuar invirtiendo en el mantenimiento y modernización de la infraestructura eléctrica.
Cabe recordar que en la última década, la participación de las fuentes consideradas completamente renovables han tenido un aumento sin precedentes en México, igual que en el resto del planeta. Así, de una participación de 0.1% de la generación nacional de la energía eólica en 2010, cuando se generaron 0.166 gigawatts hora con esta tecnología, las Estadísticas de Energía Liquidada Agregada del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) indican de manera no oficial que se ha llegado a una participación de 5.2% de esta tecnología en el total nacional en 2020, en que hasta noviembre la generación efectiva ha ascendido a 18.427 gigawatts por hora.
Y es la generación solar la que gracias al aumento de la generación distribuida mediante techos solares ha despuntado multiplicándose por 21 veces sólo del 2012 a la fecha. Y es que hace ocho años en el país se produjeron 0.208 gigawatts hora con esta fuente, volumen que también según las estimaciones de demanda del Cenace alcanza ya 4.450 gigawatts hora este año.
Con esto, la participación de la energía fotovoltaica en el sistema supera ya el 1.3%, además de que otro indicador importante, que es la reducción de generación y consumo mediante fósiles se observa en la última década, en que pasaron de una participación de 81.5% a 78.6% de la generación eléctrica nacional.
De ahí que Arturo Carranza considera que para equilibrar la intermitencia de las renovables que generan eficiencias de máximo 40% de la capacidad, ya que la eólica depende del viento disponible y la solar del horario, también son necesarias fuentes convencionales y una red eléctrica moderna. “Creo que es necesario que tengamos una lectura amplia de lo sucedido. A partir de ahí podemos ver que lo que pasó fue una serie de eventos fortuitos, donde yo, por cierto, resaltaría la reacción de los técnicos de la CFE para solucionar un evento que pudo tener consecuencias extraordinariamente lamentables”, aseguró el experto.
Con información de El Economista