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Qatar y Estados Unidos producen tanto GNL que reconfigurarán mercados

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Qatar y Estados Unidos producen tanto GNL

Los mercados mundiales del gas natural están por entrar en una nueva era En menos de un lustro. Qatar y Estados Unidos producen tanto GNL que reconfigurarán mercados, según el más reciente análisis de la Agencia Internacional de Energía (AIE). La expansión masiva de capacidad de licuefacción en ambos países no solo alterará los flujos comerciales, sino que también modificará los precios, la seguridad energética y la política global del suministro.

Una ola sin precedentes de producción de GNL

Las nuevas perspectivas a medio plazo de la AIE, presentadas en el informe Gas 2025, proyectan un incremento histórico: cerca de 300 mil millones de metros cúbicos anuales de nueva capacidad de exportación de Gas Natural Licuado (GNL) para 2030.
Se trata de una cifra récord impulsada principalmente por los ambiciosos planes de expansión de Estados Unidos —que ya ha autorizado más de 80 mil millones de metros cúbicos de nueva capacidad— y por Qatar, que busca consolidarse como el principal exportador mundial del combustible.

Este crecimiento simultáneo de los dos gigantes energéticos está destinado a alterar profundamente la estructura de precios y la balanza de poder energético. “La próxima ola de GNL está preparada para ofrecer algún respiro para los mercados globales de gas”, explicó Keisuke Sadamori, director de Mercados de Energía y Seguridad de la AIE.

Qatar y Estados Unidos producen tanto GNL que reconfigurarán mercados, advierte la AIE

La AIE señala que la combinación de los nuevos proyectos estadounidenses y qataríes traerá un efecto de presión a la baja sobre los precios, lo que dará un alivio temporal a los importadores después de años de volatilidad. Pero la advertencia es clara: esta expansión no debe confundirse con estabilidad permanente.

“Las tensiones geopolíticas y la incertidumbre económica siguen siendo factores de riesgo. La cooperación global será esencial para mantener la seguridad del suministro”, advierte el organismo.

Con la producción qatarí enfocada en contratos de largo plazo y la estadounidense orientada a mercados spot más flexibles, la competencia entre ambos modelos generará una red de distribución más dinámica, pero también más imprevisible.

Demanda contenida, precios en redefinición

Tras la invasión rusa a Ucrania, los precios del gas se dispararon y la demanda mundial se redujo drásticamente, sobre todo en Asia. Hoy, con los precios aún por encima de los niveles históricos, el crecimiento del consumo global se ha desacelerado: la AIE estima que pasará del 2.8% en 2024 a menos del 1% en 2025.

Sin embargo, la nueva ola de GNL podría revertir parcialmente esa tendencia. De acuerdo con el informe, el aumento de capacidad de licuefacción se traducirá en un incremento neto de 250 mil millones de metros cúbicos anuales de suministro hacia 2030, reduciendo precios y estimulando la demanda en regiones sensibles al costo energético.

Asia Pacífico absorberá la mitad de ese crecimiento, mientras que Oriente Medio —donde países como Arabia Saudita sustituyen petróleo por gas en sus sistemas eléctricos— representará casi el 30%.

Un mercado cada vez más líquido y flexible

El estudio de la Agencia Internacional de Energía (AIE) también observa un cambio estructural en la forma de comerciar GNL. Para 2030, poco más de la mitad de los volúmenes estarán bajo contratos sin destino fijo, lo que significa mayor flexibilidad, pero también más exposición a la volatilidad y a los riesgos de oferta.

Esta mayor liquidez comercial permite a los importadores reaccionar ante crisis regionales o climáticas, aunque reduce la previsibilidad para los desarrolladores de proyectos, que dependen de contratos firmes para asegurar financiamiento.

Sombra sobre el futuro: inversión y transición

La AIE plantea un escenario de doble filo. Si los precios del GNL caen demasiado, podrían enfriar el entusiasmo inversor justo cuando el mundo necesita nuevas infraestructuras para una transición energética segura. Al mismo tiempo, el organismo subraya que tecnologías de captura de carbono y proyectos de hidrógeno de bajas emisiones podrían suavizar el impacto ambiental del crecimiento del GNL.

Sin embargo, advierte que si el mundo entra en una fase prolongada de precios bajos sin inversión suficiente, podría enfrentarse a una nueva escasez después de 2030.

Qué tiene que ver con nosotros

Mucha de la capacidad estadounidense para exportar GNL tiene que ver con inversiones en México, pues cuenta con varias plantas de licuefacción en nuestras costas tanto del Golfo como del Pacífico, aprovechando instalaciones ya en funcionamiento como ductos, que ha hecho posible todo esa potencial exportador.

Un equilibrio frágil

Qatar y Estados Unidos producen tanto GNL que reconfiguraran mercados globales y pondrán a prueba la resiliencia de un sistema energético interdependiente. La próxima década será, al mismo tiempo, una oportunidad de estabilidad y una carrera contrarreloj por reinventar las cadenas de suministro bajo nuevos parámetros geopolíticos.

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Ya hay plan de almacenamiento de gas natural

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Ya hay plan de almacenamiento de gas natural

Ya hay plan de almacenamiento de gas natural, la apuesta es tan simple de enunciar como compleja de ejecutar: pasar de un colchón de apenas 2.5 días de inventarios a una reserva estratégica de al menos 10 días, con la mira puesta en superar con holgura ese umbral en los próximos años. En un sistema donde casi 70% del gas que llega a México depende de los ductos que vienen desde Texas, cada hora sin flujo se traduce en vulnerabilidad para la generación eléctrica y la actividad industrial.​

El Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas) colocó este objetivo en el centro de su Plan Quinquenal Sistrangas 2025-2029, ya en etapa de revisión final por parte de la Secretaría de Energía, con la intención de que el almacenamiento de gas deje de ser el “eslabón débil” de la seguridad energética nacional.​

El giro estratégico: de 2.5 a más de 10 días

El director general de Cenagas, Cuitláhuac García, ha sido claro en el mensaje: el piso mínimo de 10 días es apenas el inicio, la tirada es ir “a más de 10 días, incluso mucho más”, aprovechando la ventana de tiempo antes de que una nueva crisis de precios o un choque geopolítico vuelva a elevar la factura del energético. Hoy, la reserva disponible se sostiene en buena medida en el gas que queda dentro de los ductos, un margen que se agota rápido cuando hay una interrupción en los flujos transfronterizos.​

La ruta técnica ya está trazada: el plan contempla usar yacimientos agotados y cavernas salinas como espacios subterráneos de almacenamiento, tecnologías que otros países han probado durante décadas para amortiguar emergencias, picos de demanda y fallas de infraestructura sin apagar turbinas ni detener plantas industriales.​

Cavernas, yacimientos e inversión

El diseño del nuevo esquema obliga a una mezcla de recursos públicos y privados, porque los proyectos no solo requieren infraestructura nueva, también rehabilitar activos que hoy operan al límite o están subutilizados. Desde el lado federal, el propio Cenagas ha calculado que sólo en ductos, rehabilitaciones y obras complementarias podrían requerirse decenas de miles de millones de pesos en este sexenio, en un contexto de presiones presupuestales y múltiples prioridades compitiendo por el mismo peso.​

El gobierno plantea que el Estado aporte el “lugar” —yacimientos agotados o infraestructura que Pemex conoce bien— y que la inversión privada se concentre en las obras, la tecnología y la operación especializada, bajo reglas que garanticen que el almacenamiento estratégico esté disponible cuando se declare una contingencia.​

Zonas estratégicas y mapa del gas

El Sistrangas, la red pública de ductos operada por Cenagas, también entra en fase de reacomodo para acompañar el plan de almacenamiento y la nueva geografía de la demanda. La expansión se concentrará en regiones donde el apetito industrial va en ascenso o donde hoy la infraestructura es insuficiente: Tamaulipas, como nodo clave de entrada de gas importado, encabeza la lista, seguido de entidades como Puebla, Chiapas, Veracruz y Oaxaca, ligadas al desarrollo del corredor Transístmico y a proyectos logísticos que necesitan energía firme para despegar.​

En el norte, se proyectan refuerzos en los ductos Baja California–Sonora y una conexión adicional en Sonora para acompañar los planes de generación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que ya perfila nuevas centrales de ciclo combinado ancladas al gas. Sobre este telón de fondo, el anuncio realizado durante el Congreso Internacional de Energía Tamaulipas 2025 funcionó como un anticipo político y técnico de hacia dónde se moverá la infraestructura de transporte y almacenamiento de aquí a la próxima década.​

Tres regiones, una misma urgencia

El almacenamiento estratégico ya no se piensa como un solo “gran tanque”, sino como un sistema dividido en tres zonas —norte, centro y sur— para acercar la molécula a más regiones y evitar que un problema en Estados Unidos deje al país entero al borde del apagón. La lógica es sencilla: si una falla en Texas cierra la llave principal, el sistema debe ser capaz de aislar el impacto y atender prioridades críticas —electricidad, hospitales, industria esencial— con el gas que esté resguardado tierra adentro.​

Esta regionalización también busca corregir desequilibrios históricos: mientras el norte ha acumulado gasoductos y proyectos de exportación, el sur-sureste aún padece cuellos de botella para transformar su potencial gasero en suministro fiable y competitivo para la industria local.​

Pemex, producción y la apuesta por el gas nacional

Otro movimiento que juega a favor del nuevo esquema es la reciente recuperación en la producción de gas natural de Pemex, cuyo aporte al Sistrangas habría pasado de alrededor de 34% a 40% en los últimos meses, de acuerdo con el propio Cenagas. Ese incremento no borra la dependencia de las importaciones, pero sí empieza a mover la aguja del balance entre gas importado y gas nacional, abriendo espacio para usar el almacenamiento como una especie de “válvula de equilibrio” entre ambas fuentes.​

Sin embargo, buena parte del gas asociado a la producción petrolera sigue sin aprovecharse por falta de infraestructura para capturarlo y transportarlo, lo que desemboca en quemas en campo y emisiones que podrían haberse evitado. Para corregir ese cuello de botella, Cenagas ha puesto en el radar un proyecto estratégico en el centro de Veracruz que permitiría captar gas que hoy no llega a la red, convertirlo en suministro utilizable y alimentar tanto a la industria como a las futuras cavidades de almacenamiento.​

Prosener, reglas y tiempos

Mientras la Secretaría de Energía concluye la revisión del Plan Quinquenal Sistrangas 2025-2029, el sector energético observa de cerca el siguiente paso clave: la publicación del nuevo Programa de Sector Energético (Prosener), que fijará los criterios de planeación a los que deberá alinearse cada ducto, cada caverna y cada peso invertido. La gran incógnita es el calendario: especialistas advierten que, dependiendo del tipo de infraestructura elegida, alcanzar inventarios de más de 10 días podría tomar entre 5 y 10 años, un horizonte que exige continuidad regulatoria y disciplina en la ejecución.​

En un contexto de electrificación acelerada, competencia por inversiones industriales y señales de mayor volatilidad internacional, el plan de almacenamiento de gas natural se vuelve una prueba de fuego para la política pública: o México consolida un escudo energético propio, o seguirá mirando el termómetro de Texas antes de calcular el riesgo de quedarse sin gas.​

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Plan para exportar gas natural a Asia de TC Energy

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Plan para exportar gas natural a Asia

El Plan para exportar gas natural a Asia de TC Energy entró en la agenda pública con una fuerza inesperada. En medio de las consultas previas a la revisión del T-MEC en julio de 2026, la empresa planteó que México podría convertirse en puente estratégico para que el gas estadounidense llegue a los mercados asiáticos con mayor rapidez y menores costos. Lo que hace unos años sonaba a aspiración, hoy avanza como una hoja de ruta con implicaciones trilaterales.

En esencia, la propuesta dibuja un corredor energético donde participan México, Estados Unidos y Canadá: plantas de procesamiento en territorio mexicano, gas proveniente de Estados Unidos y capital canadiense dispuesto a invertir. El planteamiento, explicado por TC Energy, no solo busca eficiencia logística, sino reordenar prioridades regionales en un mercado que se mueve a la velocidad del cambio geopolítico.

El atractivo de una integración más profunda

La empresa argumenta que los productores norteamericanos, especialmente los instalados en la Cuenca Pérmica, podrían maximizar su ventaja geográfica si las políticas regulatorias se alinean mejor entre ambos lados de la frontera. En un documento enviado al USTR, TC Energy señala que la integración energética aún tiene barreras, pero también una oportunidad evidente: una demanda creciente en Asia dispuesta a pagar por gas confiable y disponible.

A pesar de que varias plantas de Gas Natural Licuado se han propuesto en México durante la última década, solo un proyecto de tamaño mediano ha logrado alcanzar la Decisión Final de Inversión. Para la empresa, esto demuestra que el interés existe, pero la consolidación como eje exportador sigue en desarrollo. Es un recordatorio de que, en energía, los proyectos avanzan en el filo entre financiamiento, permisos y estrategia nacional.

Plan para exportar gas natural a Asia de TC Energy: por qué México importa

México tiene una ventaja difícil de ignorar: su cercanía con la Cuenca Pérmica le permite acceso a gas abundante y de bajo costo. Y Texas, a su vez, se beneficia de la compra de excedentes de gas de esquisto, que de otro modo sería quemado. Es un intercambio que, aunque técnico, sostiene industrias completas y evita desperdicio energético.

De hecho, 75% del gas natural que se consume en México se importa desde Estados Unidos a través de gasoductos transfronterizos. Entre ellos destaca el Southeast Gateway, recién terminado por TC Energy, cuya inversión de 3,900 millones de dólares apunta a transformar el sureste mexicano en un nodo de desarrollo energético.

En esta conversación, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) subraya que el acceso al gas natural es inseparable del proyecto económico nacional, una afirmación que, más que un dato, confirma la relevancia estratégica del energético en el país.

Una solución logística con destino asiático

Las exportaciones estadounidenses de GNL hacia Asia dependen, en su mayoría, de la costa del Golfo de México. Pero esa ruta implica costos más altos y tiempos de envío casi duplicados respecto a una salida desde territorio mexicano. Para los productores, ese diferencial puede determinar la viabilidad financiera de un embarque.

De acuerdo con la empresa, los tiempos de transporte desde la costa oeste de México hacia Asia rondan las dos semanas. Desde el Golfo, tardan más de tres. En un mercado donde cada día suma costos de almacenamiento y fletes, esta semana adicional se vuelve una barrera.

La idea detrás del Plan para exportar gas natural a Asia de TC Energy es clara: si la geografía ya ofrece una ventaja, la infraestructura debe ponerse al día.

Lo que sigue: negociación, inversión y política

Aunque el planteamiento suena pragmático, requiere algo más complejo: acuerdos binacionales, inversión privada y un alineamiento regulatorio que, históricamente, avanza lento. La revisión del T-MEC será un momento crucial para definir si el proyecto se convierte en ruta firme o permanece como propuesta estratégica.

Para México, la discusión abre una ventana. No se trata solo de exportar gas: se trata de asumir un papel más activo en la arquitectura energética del continente, con beneficios económicos tangibles y retos regulatorios evidentes.

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Pemex invertirá en 14 gasoductos para fortalecer la seguridad energética

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Pemex invertirá en 14 gasoductos

Pemex invertirá en 14 gasoductos que fortalecerán la seguridad energética, la competitividad industrial y la independencia económica del país. Los proyectos se desarrollan en coordinación con el Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas), con una inversión total de 8,387 millones de dólares. La nueva infraestructura permitirá transportar hasta 5 mil millones de pies cúbicos diarios de gas natural a través de una red de 1,950 kilómetros de extensión.

Pemex invertirá en 14 gasoductos con participación público-privada

Durante su comparecencia ante el Senado, la secretaria de Energía, Luz Elena González, confirmó. Con ello, el gobierno federal avanza en la consolidación de un sistema energético soberano y sustentable que responde tanto a la demanda interna como al crecimiento del sector industrial.

Estos gasoductos representan “una apuesta estratégica por el futuro energético del país”, al mejorar la capacidad de transporte, diversificar rutas y fortalecer el suministro de gas natural en zonas clave para la industria mexicana.

Gasoductos estratégicos: del Istmo al sureste

Entre los proyectos más relevantes se encuentra el Gasoducto Transístmico, con una inversión estimada en 230 millones de dólares, destinado a integrar la oferta energética entre el Golfo de México y el Pacífico.

También destaca el Corredor Maya, de 73 kilómetros, que conectará la infraestructura de TC Energy con el gasoducto Mayakán, reforzando el suministro en la península de Yucatán, una región históricamente vulnerable a interrupciones de abasto.

Otro de los proyectos, Coatzacoalcos II, de 11 kilómetros, abastecerá los complejos petroquímicos y la terminal marítima de Coatzacoalcos, Veracruz, ampliando la capacidad logística y de exportación.

Colaboración entre Pemex y la inversión privada

De los 14 proyectos, nueve contarán con participación privada, reflejando el interés conjunto entre el sector público y empresarial para expandir la infraestructura energética.
Según la secretaria González, esta colaboración demuestra que “la soberanía energética no está reñida con la cooperación, sino con la dependencia”, en referencia al modelo mixto que busca equilibrio entre control estatal y dinamismo de inversión.

Gas natural y futuro sostenible

Con esta red de gasoductos, Petróleos Mexicanos (Pemex) no sólo fortalecerá el abasto interno, sino que sentará las bases para una transición energética más ordenada, en la que el gas natural fungirá como combustible puente hacia fuentes más limpias.
Las obras también permitirán reducir la huella de carbono del transporte y mejorar la competitividad de la industria nacional al disminuir costos logísticos.

La funcionaria reiteró que la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum mantiene como prioridad el fortalecimiento de las empresas públicas del sector energético y la inversión en infraestructura con visión de largo plazo.

“Avanzamos firmemente hacia la soberanía energética. Fortalecemos a nuestras empresas públicas para que los recursos de la nación beneficien a todo el pueblo de México, y no sólo a unos cuantos”, concluyó González.

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