Tren Maya: entre los mejores de Norteamérica
El proyecto se ubica en el lugar 11 entre las 100 obras más importante de la región
Con una inversión estimada de 6,300 millones de dólares, el Tren Maya está en el undécimo sitio de cien proyectos y está en el número siete de construcciones del sector de transportes.
El proyecto del Tren Maya, una de las obras insignia del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue clasificado en el lugar 11 de las 100 construcciones de infraestructura más importantes en Norteamérica de 2020/2021, de acuerdo con un estudio de la firma estadounidense CG/LA Infrastructure.
La firma dijo que su sistema de clasificación se basa en datos que incluye métricas cuantitativas, como el potencial trabajos creados, el sector, visibilidad del proyecto, índice de finalización del perfil del proyecto, ubicación y el valor.
“Esta lista de proyectos representa más de 330 mil millones de dólares en impacto económico y arroja luz sobre lo que es de importancia estratégica para las economías de América del Norte”, indicó CG/LA sobre su estudio.
Aunque el gobierno mexicano lleva a cabo otros proyectos de infraestructura que considera prioritarios, como el nuevo aeropuerto en la Base Aérea de Santa Lucía y la refinería Dos Bocas, en Tabasco, estos no fueron considerados en la lista.
El Tren Maya proyecta un sistema de transporte ferroviario de viajeros y mercancías en la Península de Yucatán que conectará, en Fase 1, las estaciones de Palenque y Cancún y completará, en Fase 2, las estaciones entre Cancún a Escárcega, con una longitud total de 1,525 kilómetros.
Es un proyecto prioritario del Gobierno de México. Su objetivo es dotar de infraestructura y desarrollo socioeconómico al sureste. Busca mejorar la calidad de vida de la gente y generar bienestar a través de una mejor conectividad y acceso a nuevas oportunidades. Recorrerá Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
La construcción del tren ha recibido críticas por parte de ambientalistas y del EZLN, un movimiento indígena en la selva de Chiapas, quienes consideran que la obra acarreará la destrucción de la naturaleza y de los pueblos originarios, algo que el Gobierno ha negado.